¿Qué significa Romanos 9:5?
Pablo está desconsolado porque la gran mayoría de su pueblo, los judíos, han rechazado a Cristo como el Mesías y el único camino hacia la salvación. En el versículo anterior, Pablo comenzó a enumerar los privilegios que los israelitas han disfrutado al ser el pueblo elegido de Dios. La lista hasta ahora incluye su adopción nacional, lo que provocó que se les considerara hijos de Dios, siendo testigos de la gloria de Dios, los pactos, la recepción de la ley de Moisés, la adoración en el templo y las promesas de Dios.Ahora Pablo añade dos privilegios más que Israel ha disfrutado. El primero son los patriarcas, es decir, los padres fundadores: Abrahán, Isaac y Jacob. Dios les prometió grandes cosas a los patriarcas y a todos sus descendientes.
El último privilegio que Pablo enumera es que a través de la línea de los patriarcas vino Cristo mismo, el Mesías prometido. Pablo dice que Cristo es, de hecho, Dios sobre todo y bendecido para siempre. El hecho de que Cristo es Dios es la misma verdad que Israel como nación había rechazado. Israel no reconoció al Mesías, aunque muchos judíos individuales habían llegado a la fe en Cristo a través de las enseñanzas de Pablo y la de los otros apóstoles.
Pablo insiste en que Dios honró a los israelitas al enviar a Su propio Hijo a la tierra como un hombre judío, descendiente de Abrahán y de David. Sin embargo, Pablo no describe a Cristo mismo como uno de los dones que se le dieron al pueblo judío, ya que finalmente lo rechazaron.
En Romanos 9:1–18 Pablo está desconsolado debido a que su pueblo, los judíos, han rechazado a Cristo; de hecho, se les ha dado tanto debido a que eran el pueblo escogido de Dios… y Pablo insiste en que Dios cumplirá sus promesas con Israel. Sin embargo, no todos los que nacen en Israel son verdaderamente "Israel", escribe Pablo. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos específicos para mostrar que Dios, de hecho, elige a aquellos que recibirán Sus bendiciones. El siguiente pasaje aborda si esta elección de Dios es justa o no lo es.
Romanos 9 comienza con Pablo describiendo la angustia que siente por su pueblo, Israel, debido a que rechazaron a Cristo. Después de describir todos los privilegios que Dios le había dado al pueblo judío como nación, Pablo insiste en que Dios cumplirá esas promesas. Sin embargo, Pablo dice que no todas las personas que nacieron en Israel pertenecen a Israel. Dios se reserva el derecho de mostrarles misericordia a unos y no a otros, tal y como Pablo lo demuestra en las Escrituras. Dios es como un alfarero que crea vasos para ser destruidos y otros para ser glorificados. Dios ha llamado a su pueblo, tanto a los gentiles como a los judíos, a tener fe en Cristo, quien es la piedra de tropiezo.