¿Qué significa Mateo 25:43?
Jesús está condenando a un enorme grupo de personas, y las está enviando al fuego eterno, al mismo lugar donde Satanás y los demonios acabarán yendo (Mateo 25:41–42). Este grupo de personas rechazó la fe en Cristo; por lo tanto, no están entre los "elegidos" que llegaron a la fe en Cristo (Efesios 4:1; Mateo 24:22; Marcos 13:27; Romanos 11:7; Tito 1:1). Esta falta de fe en Cristo se puede vislumbrar a través de sus acciones o, más bien, por el hecho de que carecieron de acciones (Juan 14:15).Cristo responsabilizará a las personas que no lo ayudaron cuando Él las necesitaba. Al igual que con los justos, los malvados se harán eco del juicio de Jesús haciéndole una pregunta. Al final de los tiempos, mucha gente no habrá visto a Jesús en persona, por lo que tendrán dudas sobre la manera en que todo esto se le podrá aplicar a ellos. Cristo les dará la misma explicación que le ofreció al primer grupo: Jesús se toma muy en serio la manera en que les servimos a los demás (Mateo 25:40).
Las personas que acaben formando parte de esta segunda categoría y hagan esta pregunta, la harán a modo de excusa más que otra cosa. A menudo, cuando nos enfrentamos a nuestros errores, nuestro instinto es decir cosas como "si hubiera sabido que a alguien le importaría esto, habría…" El hecho de si tales afirmaciones son honestas o no es irrelevante después de todo: no hacer lo que Dios nos pide siempre es pecado (Santiago 4:17). Además, afirmar que habríamos hecho cosas por Jesús que nunca hubiéramos hecho por los demás tampoco es algo muy honrado que digamos (Santiago 2:1).
Mateo 25:31–46 nos describe el juicio que Jesús traerá al mundo, uno que tendrá lugar cuando él regrese como Rey junto con Sus ángeles y ocupe Su lugar en el trono. Jesús dividirá el mundo en dos grupos: las "ovejas" y las "cabras". Las ovejas serán bienvenidas y alabadas por haber servido a los más necesitados. En cambio, Jesús arrojará a las cabras en el fuego eterno y las condenará por no haber servido a los más necesitados. Esta sección aparece al final del Discurso de los Olivos, el cual comenzó cuando los discípulos le hicieron a Jesús algunas preguntas acerca de los últimos días (Mateo 24:3). Este pasaje es notoriamente difícil de interpretar, por lo que es especialmente importante analizarlo con precaución. Aunque este pasaje se considera una "parábola", debido a que utiliza términos que tratan sobre los pastores y sus ovejas, la situación que se describe aquí parece ser muy real.
Jesús usa dos parábolas adicionales para ilustrar la manera en que Sus seguidores debían estar prepararse para Su regreso después de que él se hubiera ido. Sus seguidores debían continuar haciendo lo que él les había encomendado mientras lo esperaban. Por tanto, no debían ser como las jóvenes insensatas que se perdieron un banquete de bodas porque se olvidaron de traer aceite para sus lámparas. Debían ser como los siervos que llegaron incluso a duplicar las inversiones de su dueño mientras él se había ido. Jesús concluye con un tercer pasaje muy descriptivo, durante el que nos muestra la manera en que juzgará a los justos y los injustos cuando regrese como Rey.