¿Qué significa Mateo 21:7?
Quizás les podría haber parecer algo incómodo a los dos discípulos cuando Jesús les pidió que le consiguieran un burro para poder montarse durante la última milla antes de llegar a Jerusalén, incluso después de haber hecho todo el camino desde Galilea, incluida la larga caminata cuesta arriba que hay desde Jericó hasta el Monte de los Olivos y Jerusalén. Sin embargo, Jesús no estaba cansado, y tenía una razón muy específica para querer entrar a la ciudad de esta manera (Mateo 21:5). Jesús estaba haciendo realidad una parábola demostrándolo con Sus acciones, en lugar de usar una historia, para demostrar que Él era el Mesías.Muchos israelitas conocían bien las Escrituras. Después de haber tenido que soportar la ocupación romana por un tiempo, se familiarizaron con los pasajes que prometían que el Mesías iba a venir para gobernar y reinar sobre Israel. De este modo, conocían la profecía de Zacarías que estaba dirigida a la "hija de Sión", la ciudad de Jerusalén: "tu rey viene a ti… y montado sobre un asno" (Zacarías 9:9). Jesús estaba entrando intencionalmente a la ciudad de esta manera como una declaración clara de que Él era el Mesías, el Rey prometido. La profecía no solo identificaba al Mesías, sino que también detallaba la naturaleza de Su llegada: los burros no son animales militares. En lugar de llegar montando sobre un caballo, tal y como lo hará durante Su segunda venida (Apocalipsis 19:11), Cristo se presentó por primera vez en son de paz.
La mayoría de las traducciones al español de este versículo en ocasiones podrían ser difíciles de entender. Los discípulos trajeron los dos animales y les pusieron sus mantos, y Él se sentó encima. Jesús no se sentó sobre la burra y el burrito al mismo tiempo, sino que sentó sobre el burrito para cumplir las palabras de Zacarías. Los discípulos pusieron sus capas exteriores sobre el animal para que Jesús y el animal estuvieran más cómodos.
Marcos y Lucas no mencionan a la burra, pero sí mencionan que nadie se había montado antes sobre este burrito (Marcos 11:2; Lucas 19:30).
Mateo 21:1–11 describe el momento en el que Jesús hizo Su entrada final y "triunfal" en Jerusalén. De hecho, entró montado en un burrito durante la última milla más o menos para así cumplir intencionalmente una profecía que Zacarías hizo sobre la llegada del rey a Jerusalén. Las multitudes lo alabaron porque sabían que era el Mesías, y llenaron el camino de ramas y sus propios mantos. Todo el mundo gritaba, "¡Hosanna al Hijo de David!" y "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!" tal y como aparece en el Salmo 118. El evento al que ahora llamamos "Domingo de Ramos" provocó un gran revuelo en Jerusalén, y muchas personas comenzaron a preguntar quién era Jesús realmente.
Jesús cumple una profecía de Zacarías sobre que el rey vendría a Jerusalén montado en un burro. El pueblo lo celebra y comienza a alabarlo sabiendo que él era el Mesías. Jesús expulsa a los comerciantes y cambistas del templo y sana a algunas personas. Jesús también maldice una higuera y les dice a los discípulos que nada les parecerá imposible si tienen fe. Jesús obliga a los líderes religiosos a darle una respuesta sobre Juan el Bautista que muestra claramente su cobardía e hipocresía. Luego, Jesús expone su espiritualidad fraudulenta con dos parábolas que tratan sobre dos viñedos. Jesús se aplica a sí mismo un salmo sobre una piedra que el mundo iba a rechazar, la cual el Señor finalmente decide convertir en la piedra angular.