¿Qué significa Mateo 21:25?
Algunos sumos sacerdotes y ancianos de Israel le hicieron a Jesús una pregunta directa: «¿con qué autoridad haces esto? ¿Quién te dio esta autoridad? (Mateo 21:23) Estos hombres tenían autoridad para condenar a Jesús y entregárselo a los romanos, tal y como al final lo hicieron (Mateo 17:22–23). Ellos esperaban que la respuesta de Jesús les diera una razón para hacerlo. Jesús, por supuesto, lo sabía. Si Jesús dijera que estaba actuando con la autoridad de Dios, Su propio Padre, lo acusarían de blasfemia y quizás lo arrestarían de inmediato. En lugar de crear otra confrontación, Jesús accedió a responderles con una condición: que respondieran primero a Su pregunta (Mateo 21:24).La pregunta de Jesús les obligó a exponer lo que creían sobre Juan el Bautista: si había sido un profeta legítimo enviado por Dios o un farsante. Si bien la pregunta que estos hombres le hicieron originalmente a Jesús no estaba mal, el motivo por el que se la estaban haciendo sí que estuvo mal. La pregunta que Jesús les hizo mostraba esto perfectamente: lo que realmente les importaba a estos hombres era el poder y el control, en lugar de llegar a tener una fe sincera.
Como resultado, este grupo de hombres poderosos se reunió para hablar sobre su estrategia. Rápidamente se dieron cuenta de que Jesús los había puesto en un apuro. Si dijeran que el mensaje de Juan el Bautista había venido de Dios, Jesús podría acusarlos de haber ignorado al mensajero de Dios. La alternativa a eso, afirmar que Juan había sido fraude, haría que el pueblo se enfadase con ellos y se arriesgarían a perder su poder (Mateo 21:26). Lo que quizás les había parecido una forma fácil de atrapar a Jesús se acabó convirtiendo en su propia trampa.
Juan el Bautista tuvo al menos un enfrentamiento con un grupo de fariseos y saduceos. Juan llegó a decirles "generación de víboras" y les advirtió sobre el juicio que vendría sobre las personas de Israel que no dieran ningún fruto espiritual (Mateo 3:7–10).
Mateo 21:23–27 nos presenta a Jesús en el templo siendo desafiado por los sacerdotes y los ancianos. Querían saber con qué autoridad estaba actuando Jesús. Jesús accedió a responderle si le respondían a él una pregunta primero: "el bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?" Los líderes religiosos saben que, si decían que Juan era un profeta, Jesús les preguntaría entonces por qué no lo habían creído y se habían arrepentido. Sin embargo, si dijeran que Juan no era un profeta, la gente se molestaría con ellos. Finalmente, dijeron que no lo sabían. Jesús, entonces, también les dijo que él tampoco contestaría a su pregunta.
Jesús cumple una profecía de Zacarías sobre que el rey vendría a Jerusalén montado en un burro. El pueblo lo celebra y comienza a alabarlo sabiendo que él era el Mesías. Jesús expulsa a los comerciantes y cambistas del templo y sana a algunas personas. Jesús también maldice una higuera y les dice a los discípulos que nada les parecerá imposible si tienen fe. Jesús obliga a los líderes religiosos a darle una respuesta sobre Juan el Bautista que muestra claramente su cobardía e hipocresía. Luego, Jesús expone su espiritualidad fraudulenta con dos parábolas que tratan sobre dos viñedos. Jesús se aplica a sí mismo un salmo sobre una piedra que el mundo iba a rechazar, la cual el Señor finalmente decide convertir en la piedra angular.