¿Qué significa Mateo 21:13?
Jesús entró en el templo de Jerusalén y se sintió muy ofendido al ver la compraventa y el cambio de moneda que se estaba llevando a cabo en el interior. Entonces, comenzó derribando las mesas y los bancos y echó a la calle a todos los que estaban haciendo sus negocios allí. ¿Por qué estaba Jesús tan enojado? La mayoría de los comentaristas sugieren que se debe a que este negocio, aunque era legítimo, se estaba haciendo dentro del patio del templo, o más probablemente porque los cambistas y vendedores estaban cobrando más de lo normal por sus servicios y se aprovechaban continuamente de la adoración de Dios para ganarse más dinero extra.En este momento, Jesús cita nuevamente las Escrituras del Antiguo Testamento. Primero, hace referencia a Isaías 56:7 para decir que "Mi casa será llamada casa de oración". Jesús quizás estaba aplicándose a Sí mismo la cita del Señor que aparece en Isaías, describiendo el templo como si fuera Su casa. Uno de los propósitos de la casa de Dios era convertirse en un lugar para que la gente le orara al Señor, incluyendo a gente de "todas las naciones" (Marcos 11:17).
Jesús luego hace referencia a Jeremías 7:11, diciendo que los líderes religiosos judíos habían hecho del templo de Dios una "cueva de ladrones". El contexto de la declaración de Jeremías hace que el significado de la frase de Jesús sea algo más que una mera acusación acerca de su deshonestidad, e implicaba que la existencia del templo finalmente no podría proteger a Israel de la ira de Dios durante Su juicio.
Mateo 21:12–17 describe la entrada de Jesús al enorme templo judío que había en Jerusalén durante lo que se conoce actualmente como la Semana Santa. Un día después, se fue al templo y comenzó a volcar las mesas de los cambistas y a echarlos de allí. Jesús también curó a algunos ciegos y lisiados, y se negó a silenciar a algunos niños que comenzaron a alabarle diciendo que era el Hijo de David. Jesús les cita parte de un salmo a los principales sacerdotes y escribas, quienes piensan que Jesús estaba fuera de sus casillas.
Jesús cumple una profecía de Zacarías sobre que el rey vendría a Jerusalén montado en un burro. El pueblo lo celebra y comienza a alabarlo sabiendo que él era el Mesías. Jesús expulsa a los comerciantes y cambistas del templo y sana a algunas personas. Jesús también maldice una higuera y les dice a los discípulos que nada les parecerá imposible si tienen fe. Jesús obliga a los líderes religiosos a darle una respuesta sobre Juan el Bautista que muestra claramente su cobardía e hipocresía. Luego, Jesús expone su espiritualidad fraudulenta con dos parábolas que tratan sobre dos viñedos. Jesús se aplica a sí mismo un salmo sobre una piedra que el mundo iba a rechazar, la cual el Señor finalmente decide convertir en la piedra angular.