¿Qué significa Hebreos 10:5?
Un tema recurrente en el libro de Hebreos es el uso de citas del Antiguo Testamento. El escritor deja muy claro que el mensaje del Nuevo Testamento no es un rechazo del antiguo pacto o una afirmación de que el judaísmo estaba equivocado. En cambio, el objetivo del antiguo pacto era presagiar el nuevo pacto. Los objetos físicos y los rituales estaban destinados a explicar la necesidad que tenía la humanidad de hacer un sacrificio único y perfecto. Los rituales repetidos, el uso de sacerdotes humanos e incluso la construcción del templo tenían el propósito de demostrar esta verdad (Hebreos 9:8–10). Para apoyar esta idea, el escritor nos ha mostrado cómo Dios, en Su palabra, había prometido este nuevo pacto, el cual se cumple completamente en Jesucristo.El objetivo de este nuevo pacto no es renovar un sacrificio temporal repetitivo: no se trata de retrasar el juicio o lidiar con la parte ceremonial del antiguo pacto. En cambio, el nuevo pacto está destinado a ser una limpieza personal y permanente del pecado (Hebreos 8:7–13).
En los versículos 5, 6 y 7, el autor cita el Salmo 40:6–8, una vez más apelando al Antiguo Testamento para demostrar que, de hecho, este fue el plan de Dios desde el principio. Esta cita es interesante porque el escritor de Hebreos cita de la Septuaginta, una traducción griega de las Escrituras Hebreas. Por esta razón, Hebreos 10:5 y Salmo 40:6 a menudo se redactan de manera diferente en español.
La expresión literal hebrea en el Salmo 40:6 dice que Dios "ha abierto los oídos" del salmista. Esto parece ser un modismo hebreo que implica que Dios les abre los oídos a las personas para poder escuchar Su Palabra y entenderla. Esto también implica la idea de que Dios es quien ha formado el cuerpo del hablante. La idea sobre la que se hace referencia en el Antiguo Testamento, entonces, es que Dios ha creado los oídos y el cuerpo de la persona que está hablando.
Hebreos 10:1–18 resume el argumento del escritor de que el nuevo pacto, en Jesucristo, es superior al antiguo pacto, el cual se basaba en los sacrificios de animales. Usando temas que ya se desarrollaron en pasajes anteriores, esta sección señala que la propia Palabra de Dios prometió reemplazar el sistema centrado en los sacerdotes y el templo. Esos componentes terrenales defectuosos eran símbolos del remedio "real" para el pecado, que es el sacrificio único de Jesús. Una vez completado este extenso y detallado discurso, el escritor pasará a compartir algunas aplicaciones prácticas, incluida una advertencia muy severa.
Las propias palabras de Dios, que se encuentran en las Escrituras del Antiguo Testamento, declaran Su intención de reemplazar el antiguo pacto por un nuevo pacto. Jesús cumple todas estas profecías y todo el simbolismo que se encuentra en el sistema de sacerdotes, el tabernáculo y los sacrificios de animales. Sabiendo que Jesucristo es, sin duda, el remedio de Dios para nuestro pecado, debemos animarnos a mantenernos firmes en nuestra fe frente a la persecución. Sin embargo, esa misma confianza trae consigo terribles consecuencias espirituales para aquellos que conocen la salvación de Cristo, pero finalmente eligen actuar desafiando Su voluntad.