¿Qué significa Hebreos 10:1?
En los versículos anteriores, el escritor de Hebreos explicaba cómo el antiguo pacto se entendía como un símbolo del nuevo pacto. Las cualidades físicas del tabernáculo estaban destinadas a explicar tanto las debilidades del antiguo pacto como la naturaleza superior del nuevo pacto. En particular, el escritor señaló cómo la sangre de los animales era un sacrificio imperfecto: no solo era necesario ofrecer el sacrificio de animales una y otra vez, sino que no tenía el poder de "expiar" al hombre del pecado, sino solo para "cubrir" ese pecado temporalmente (Hebreos 9:8–10).Aquí se resumen las mismas ideas. Esto no quiere decir que el antiguo pacto era incorrecto o inútil. Sin embargo, su verdadero propósito no era la salvación eterna. El verdadero propósito del antiguo pacto era dirigir a las personas hacia Jesucristo, quien representa el verdadero cumplimiento del plan supremo de Dios.
La frase "hacer perfectos", tal y como se usa aquí, no hace referencia a la impecabilidad absoluta. En este contexto, el término "perfección" tiene el mismo significado que usualmente tiene siempre que aparece en el Nuevo Testamento, y se refiere a algo que ha finalizado y ha alcanzado la madurez deseada. Los sacrificios del antiguo pacto no podían expiar completamente a una persona para poder estar delante de Dios. El nuevo pacto, sin embargo, puede cambiar la conciencia del hombre y eliminar el pecado totalmente, permitiéndonos ser "perfeccionados" —maduros y completos— a ojos de Dios.
Hebreos 10:1–18 resume el argumento del escritor de que el nuevo pacto, en Jesucristo, es superior al antiguo pacto, el cual se basaba en los sacrificios de animales. Usando temas que ya se desarrollaron en pasajes anteriores, esta sección señala que la propia Palabra de Dios prometió reemplazar el sistema centrado en los sacerdotes y el templo. Esos componentes terrenales defectuosos eran símbolos del remedio "real" para el pecado, que es el sacrificio único de Jesús. Una vez completado este extenso y detallado discurso, el escritor pasará a compartir algunas aplicaciones prácticas, incluida una advertencia muy severa.
Las propias palabras de Dios, que se encuentran en las Escrituras del Antiguo Testamento, declaran Su intención de reemplazar el antiguo pacto por un nuevo pacto. Jesús cumple todas estas profecías y todo el simbolismo que se encuentra en el sistema de sacerdotes, el tabernáculo y los sacrificios de animales. Sabiendo que Jesucristo es, sin duda, el remedio de Dios para nuestro pecado, debemos animarnos a mantenernos firmes en nuestra fe frente a la persecución. Sin embargo, esa misma confianza trae consigo terribles consecuencias espirituales para aquellos que conocen la salvación de Cristo, pero finalmente eligen actuar desafiando Su voluntad.