¿Qué significa Hebreos 10:30?
Este versículo es parte de un pasaje que genera algo de controversia. Si se lee fuera de contexto, se puede malinterpretar para sugerir que aquellos que son salvos, pero pecan, corren el riesgo de ser condenados. El escritor de Hebreos continúa usando un tipo de lenguaje en este pasaje que indica que está hablando de un creyente verdaderamente salvo (Hebreos 10:29). Sin embargo, el contexto del Nuevo Testamento no respalda la idea de que un cristiano salvo pueda perder esa salvación (Juan 10:28–29), por lo que el juicio del que se habla aquí no debe ser una referencia al juicio eterno.Dicho esto, incluso en contexto, el significado exacto de estas palabras puede ser difícil de descifrar. Un punto de vista popular es que esta es una manera de alertar a aquellos que son "casi" salvos, personas que tienen una comprensión clara del evangelio, pero que de todos modos lo rechazan. El tema más probable, dado el contexto completo del pasaje, es que aquí se les está haciendo una advertencia a los cristianos similar a la del capítulo 3. Es decir, que habrá consecuencias por la desobediencia, incluso para el pueblo escogido de Dios, incluso para los salvos creyentes en Dios. El versículo anterior dice que aquellos que tienen el mayor conocimiento de la verdad, en este caso, los cristianos, merecen un castigo mayor por transgredir esa verdad.
Para apoyar esta idea, el escritor cita Deuteronomio 32:35–36, que es parte del cántico de Moisés. Ese versículo dice que la "venganza" es de Dios, y será impuesta contra los enemigos de Israel por la agresión que impusieron contra su pueblo. Sin embargo, el contexto de esa agresión, según Deuteronomio, ¡es el pecado de la propia Israel! Entonces, si bien la cita se dirige específicamente a los enemigos de Israel, también proviene de un pasaje que describe el castigo que Dios les impone a sus propios hijos desobedientes.
Hebreos 10:26–39 contiene la advertencia más terrible contra la apostasía que aparece en esta carta. Este pasaje debe entenderse en el mismo contexto que las referencias anteriores sobre el castigo de Israel en el desierto (Hebreos 3:12–19) y los peligros de tener una fe superficial (Hebreos 6:1–8). La preocupación aquí no es la pérdida de la salvación, sino el castigo de Dios sobre aquellos que voluntariamente se rebelan contra Su voluntad. Dado que el nuevo pacto es superior al antiguo pacto, podemos esperar que aquellos que "profanan" el nuevo pacto sufran mayores consecuencias por su desobediencia. A esto le sigue unas palabras de aliento y consuelo para aquellos que ya han sobrevivido a las dificultades y la persecución.
Las propias palabras de Dios, que se encuentran en las Escrituras del Antiguo Testamento, declaran Su intención de reemplazar el antiguo pacto por un nuevo pacto. Jesús cumple todas estas profecías y todo el simbolismo que se encuentra en el sistema de sacerdotes, el tabernáculo y los sacrificios de animales. Sabiendo que Jesucristo es, sin duda, el remedio de Dios para nuestro pecado, debemos animarnos a mantenernos firmes en nuestra fe frente a la persecución. Sin embargo, esa misma confianza trae consigo terribles consecuencias espirituales para aquellos que conocen la salvación de Cristo, pero finalmente eligen actuar desafiando Su voluntad.