¿Qué significa Hebreos 10:3?
Durante los últimos capítulos, el escritor de Hebreos ha estado explicando cómo el nuevo pacto representa el cumplimiento del plan supremo de Dios para la salvación de las personas. Esto no quiere decir que el antiguo pacto era incorrecto o careciera de valor, sino que nunca tuvo la intención de ser la solución final. En cambio, cada aspecto de la ley del Antiguo Testamento estaba destinado a presagiar algún aspecto del ministerio de Cristo. Incluso los sacrificios, en sí mismos, tenían la intención de probar que la sangre animal, ofrecida por sacerdotes pecadores, nunca podría limpiar verdaderamente a la humanidad de sus pecados (Hebreos 9:8–10).Aquí, el escritor nos da una explicación más directa de lo que realmente hicieron estos sacrificios de animales. El hecho de que los sacerdotes los ofrecieran una y otra vez demostraba que el pecado no se había tratado verdaderamente: había sido "cubierto", pero no "expiado". En el versículo anterior, el escritor señaló que, si el sacrificio de un animal pudiera realmente pagar por el pecado, ¡no habría habido ninguna razón para seguir ofreciendo ese sacrificio!
Esto nos lleva hacia una idea que se explica en los siguientes versículos y que se respalda por más citas del Antiguo Testamento. El sacrificio de Jesucristo fue un evento único, que sólo necesitaba pasar una vez. Esto pudo lograr lo que la sangre animal no pudo: el perdón real de los pecados y un cambio en la naturaleza interior de las personas.
Hebreos 10:1–18 resume el argumento del escritor de que el nuevo pacto, en Jesucristo, es superior al antiguo pacto, el cual se basaba en los sacrificios de animales. Usando temas que ya se desarrollaron en pasajes anteriores, esta sección señala que la propia Palabra de Dios prometió reemplazar el sistema centrado en los sacerdotes y el templo. Esos componentes terrenales defectuosos eran símbolos del remedio "real" para el pecado, que es el sacrificio único de Jesús. Una vez completado este extenso y detallado discurso, el escritor pasará a compartir algunas aplicaciones prácticas, incluida una advertencia muy severa.
Las propias palabras de Dios, que se encuentran en las Escrituras del Antiguo Testamento, declaran Su intención de reemplazar el antiguo pacto por un nuevo pacto. Jesús cumple todas estas profecías y todo el simbolismo que se encuentra en el sistema de sacerdotes, el tabernáculo y los sacrificios de animales. Sabiendo que Jesucristo es, sin duda, el remedio de Dios para nuestro pecado, debemos animarnos a mantenernos firmes en nuestra fe frente a la persecución. Sin embargo, esa misma confianza trae consigo terribles consecuencias espirituales para aquellos que conocen la salvación de Cristo, pero finalmente eligen actuar desafiando Su voluntad.