Capítulo

Mateo 24:36

LBLA Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
NBLA “Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
NVI »Pero, en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.
RV1960 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.
JBS Pero del día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.

¿Qué significa Mateo 24:36?

Jesús les ha ofrecido una respuesta a los discípulos para las dos preguntas que le hicieron (Mateo 24:3), quienes estaban intentando averiguar qué ocurriría durante los "últimos tiempos", justo antes de la segunda venida de Cristo (Mateo 24:29–35). Jesús les dio algunos detalles sobre esos sucesos, aunque no fue demasiado específico.

Aquí, Jesús dice que no iba a compartir más detalles sobre el momento de su regreso por el momento (Apocalipsis 19:11–15). Jesús se negó incluso a ser específico en cuando a ofrecer una fecha para el fin del mundo. Simplemente les dijo que nadie lo sabía. La palabra "nadie" incluye a los ángeles en el cielo, de quienes Jesús acaba de decir que también participarían dramáticamente durante Su regreso.

Misteriosamente, el Hijo mismo no sabía tampoco en qué momento ocurriría ¡El mismo que decía que iba a regresar! Si bien algunos señalan que este versículo es evidencia de que Cristo no era divino, sí que es consistente con Su papel dentro de la trinidad y Su ministerio en la Tierra. Debido a que Jesús era completamente humano y completamente Dios, Jesús creció tanto física como intelectualmente después de Su nacimiento (Lucas 2:52). Al mismo tiempo, siempre fue moralmente perfecto (Hebreos 4:15), y sabía todas las cosas debido a que era el Hijo de Dios (Juan 16:30).

Por alguna razón, sólo Dios el Padre sabía el tiempo exacto en el que ocurriría la segunda venida de Cristo. Jesús nos demuestra que el Hijo se esperará a que el Padre lo envíe. Expresiones como esta, tomadas en contexto con todas las demás Escrituras, nos dicen algo acerca del misterio de Jesús. Pablo describe la manera en que Jesús eligió obedientemente desempeñar este papel de sumisión en Filipenses 2:6–7: "quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres".

El mensaje claro que este comentario está comunicando es el hecho de que precisar el momento en el que Cristo volverá es imposible, nadie puede saberlo. Por lo tanto, cualquier maestro, grupo religioso o secta que le asigne una fecha exacta al regreso de Cristo estará mintiendo, no hay nada más que decir. Nadie puede saber la fecha, solo se pueden observar las señales que Jesús nos dijo que observáramos y pensar que el final estará cerca (Mateo 24:15, 29–30) Además, nada se interpondrá con el plan que Dios ha preparado para el mundo. Jesús está cerca (Mateo 24:33), y podría volver en cualquier momento. Aunque faltaran muchos años para Su regreso, cada uno de nosotros siempre está cerca del fin de su vida en la Tierra.
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