Capítulo
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Marcos 12:4

LBLA De nuevo les mandó otro siervo, y a él lo hirieron en la cabeza y lo trataron vergonzosamente.
NBLA De nuevo les mandó otro siervo, y a él lo hirieron en la cabeza y lo trataron vergonzosamente.
NVI Entonces les mandó otro siervo; a este le rompieron la cabeza y lo humillaron.
RV1960 Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado.
JBS Y volvió a enviarles otro siervo; mas apedreándole, le hirieron en la cabeza, y volvieron a enviarle afrentado.

¿Qué significa Marcos 12:4?

Jesús está usando una historia para comparar a los líderes civiles y religiosos judíos con los labradores rebeldes, y los profetas del Antiguo Testamento con los sirvientes del dueño de la viña. Como muchos de los reyes de Israel, los líderes religiosos y civiles de la época de Jesús olvidan que Dios es el verdadero líder de su nación.

Ser profeta era un trabajo peligroso. Zacarías fue apedreado (2 Crónicas 24:20–22) y Urías fue herido por una espada (Jeremías 26:20–23). Daniel, por supuesto, fue arrojado al foso de los leones (Daniel 6), y Jonás tuvo que predicarles el arrepentimiento a los ninivitas, una nación que era bien conocida por su maldad (Jonás 1:1–2). Mientras Jesús contaba esta historia, Juan el Bautista ya había sido decapitado, y Jesús estaba muy cerca de ser crucificado. A diferencia de los siervos de la parábola, algunos profetas sí que le llevaron el fruto del corazón de las personas a su Maestro, pero acabaron pagándolo caro.

"Insultar" proviene de la raíz griega atimazō, que significa "tratar con desprecio, deshonrar". También se usa para describir el trato que el sumo sacerdote y los saduceos les dieron a los apóstoles (Hechos 5:17–42). Los apóstoles son liberados después de un juicio simulado, pero cuando se van, tienen una reacción interesante: comienzan a alabar a Dios porque han podido "ser dignos de sufrir por causa del Nombre" (Hechos 5:41).

En la actualidad, los creyentes a menudo exigen que otros respeten nuestros "derechos" como cristianos. Eso no está mal (Hechos 22:25–29). Sin embargo, nos olvidamos frecuentemente del hecho de alabar a Dios y darle gracias por el hecho de ser perseguidos y lo que esto demuestra: que lo estamos siguiendo con la suficiente diligencia como para llamar la atención de un mundo perverso. Pablo le dice a Timoteo: "también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" (2 Timoteo 3:12). Si formamos parte de una cultura atea o secular, y eso nos parece algo normal y fácil de llevar, quizás es que no estamos siguiendo a Dios como deberíamos hacerlo.
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