Capítulo
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Marcos 12:14

LBLA Y cuando ellos llegaron, le dijeron: Maestro, sabemos que eres veraz y que no buscas el favor de nadie, porque eres imparcial, y enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César, o no?
NBLA Cuando ellos llegaron, Le dijeron: “Maestro, sabemos que eres veraz y que no buscas el favor de nadie, porque eres imparcial, y enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César, o no?
NVI Al llegar le dijeron: ?Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no?
RV1960 Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?
JBS Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, ya sabemos que eres hombre de verdad, y que no te cuidas de nadie; porque no miras a la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?

¿Qué significa Marcos 12:14?

Los principales sacerdotes y los escribas han enviado fariseos y herodianos a Jesús como espías, "que parecían gente buena" (Lucas 20:20). Los fariseos y los herodianos se desagradan entre sí en cualquier otro contexto, pero aquí cooperan para oponerse a Jesús desde el principio de Su ministerio (Marcos 3:6). Jesús amenaza a los fariseos porque rechaza su devoción por las tradiciones que los escribas había añadido en lugar de seguir la ley mosaica (Marcos 7:9–13). A los herodianos no les gusta la idea de que Jesús pueda iniciar una revolución que amenace su relación actual con los gobernantes romanos.

Los fariseos y herodianos adulan irónicamente a Jesús por ser imparcial: saben por experiencia que él no se pondrá abiertamente del lado de ningún grupo, pero la descripción es válida. Como Jesús es de Galilea, no de Judea, no tiene que pagar los impuestos en cuestión. Por lo tanto, Jesús no se pone de lado de nadie cuando finalmente les responde a los fariseos y a los herodianos.

Los impuestos por los que le preguntan son el kensos. Son unos impuestos de capitación anual que se aplicaban a los hombres independientemente de la propiedad que poseyeran. Roma los estableció en el año 6 d.C., y las diferentes sectas del judaísmo reaccionaron a esto de diferentes maneras. Alrededor del mismo año en el que Jesús asombró a los rabinos del templo con Su comprensión de las Escrituras (Lucas 2:41–52), algunos judíos se enojaron contra estos impuestos y acabaron rebelándose contra ellos. Los líderes de la rebelión insistieron en que pagarle impuestos a Roma socavaba la soberanía de Dios sobre Su pueblo elegido. Ahora, unos treinta años después, los fanáticos judíos se niegan a pagar los impuestos. Los fariseos pagan, pero se preguntan si es "lícito" según Dios. Los herodianos apoyan al gobierno romano de todos modos, y no lo consideran como un conflicto de intereses (o puede ser que ni les importara).

Los fariseos y herodianos quieren saber si Jesús tiene creencias similares a las de los zelotes. El resultado preferido de esta confrontación sería que Jesús rechazara los impuestos. Entonces, podría ser arrestado por rebelión contra los romanos (Lucas 20:20). Los fariseos ganarían de cualquier manera, ya que, si Jesús apoyara los impuestos, Su imagen popular como el Mesías, que había venido a rescatar a los judíos del dominio romano, se pondría en peligro.

Al igual que durante el debate similar sobre el divorcio, Jesús vuelve a lo básico (Marcos 10:1–12). En realidad, no se trata de política ni siquiera de religión, sino de conocer nuestro lugar dentro del Reino de Dios y vivir por y para ello (Marcos 12:17). Siglos antes, Jeremías trató de convencer al pueblo de Judá de que se exiliara pacíficamente hacia Babilonia; que la subyugación extranjera era la voluntad de Dios para ellos en ese momento (Jeremías 27). De manera similar, Jesús no ha venido a liberar a los judíos de Roma ni de sus impuestos, sino a hacer el trabajo para que sus corazones puedan regresar con Dios.
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