Capítulo
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Marcos 12:15

LBLA ¿Pagaremos o no pagaremos ? Pero El, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: ¿Por qué me estáis poniendo a prueba? Traedme un denario para verlo.
NBLA ¿Pagaremos o no pagaremos?” Pero El, dándose cuenta de su hipocresía, les preguntó: “¿Por qué Me están poniendo a prueba? Traigan un denario (moneda Romana) para verlo.”
NVI ¿Debemos pagar o no? Pero Jesús, sabiendo que fingían, les replicó: ?¿Por qué me tienden trampas? Tráiganme una moneda romana para verla.
RV1960 Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
JBS Entonces él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.

¿Qué significa Marcos 12:15?

Los líderes religiosos locales están intentando atrapar a Jesús haciéndole una pregunta controvertida: ¿deberían los judíos pagar los impuestos que les exigen sus conquistadores romanos (Marcos 12:13–14)? La "trampa" está en el peligro que conllevaba responder a esa pregunta con un simple sí o no. Un "sí" enfadaría al pueblo judío, y un "no" convertiría a Jesús en un rebelde contra Roma. Como de costumbre, Jesús derrota esta pregunta-trampa al exponer los problemas reales que están involucrados en la pregunta en sí; lo hace, en parte, utilizando la moneda romana que se usaba para pagar esos impuestos, y la usa para que la gente tuviera una ayuda visual para entender lo que estaba a punto de decir.

Cuando se establecieron estos impuestos por primera vez, en el año 6 d.C., un galileo llamado Judas respondió liderando una rebelión, ya que creía que los judíos tenían un solo amo, Dios, y pagar el impuesto era subyugarse espiritual y moralmente a Roma. Jesús no acepta la conclusión de Judas, pero muchos lo hicieron. En el año 66 d.C., la presión de la secta nacionalista de los zelotes acabará estallando y, acabaron lideraron una revuelta a la que los romanos se enfrentaron en el año 70 d.C., la cual los llevó hacia la destrucción de Jerusalén.

El problema con la creencia de Judas y los zelotes es que ponen "el carro delante del caballo". En realidad, ellos saben que Dios le daría a Israel paz y soberanía si solo lo obedecieran (Deuteronomio 28). En lugar de obedecerle y esperar a que Dios cumpla Su promesa, tratan de tomar la bendición por la fuerza.

Los gobiernos extranjeros siempre se consideran de manera negativa durante los pactos de Dios con Israel, pero no se tratan como algo que los judíos debieran evitar a toda costa. Por lo general, cuando un gobierno extranjero conseguía el poder, esto se entendía como un juicio de Dios por Su desobediencia (Jeremías 25:8–14). En la era de la iglesia, no hay teocracias a través de las que Dios pueda juzgar, sino que cada creyente está sujeto a autoridades civiles que son seculares, o incluso podrían estar influenciadas por una religión diferente al cristianismo. Por lo tanto, no hay una nación cristiana, y no se supone que debería haberla. Aquellos que afirmaron que había una en el pasado, lo hicieron porque el poder de la iglesia sirvió para hacer cumplir el gobierno del rey, no el de Dios.

Cuando el reino del sur de Judá desobedeció a Dios y Dios los juzgó enviándolos al cautiverio en Babilonia, Jeremías amonestó al pueblo para que se sometieran pacíficamente (Jeremías 27). Estamos llamados a hacer lo mismo. Debemos influir en el gobierno tanto como se nos permita, y si una ley civil contradice abiertamente un mandato de Dios, estamos llamados a obedecer a Dios y sufrir las consecuencias (Romanos 13:1–7; 1 Pedro 2:13–17). Pero a pesar de lo que creen los zelotes y esperan los fariseos, Dios nunca les promete a los judíos que pueden ganarse la soberanía sin Su participación directa, ni tampoco les promete a los cristianos la libertad de vivir fuera de un gobierno secular inmoral.
Expand
Expand
Expand
¿Qué es el evangelio?
Download the app:
BibleRef.com is a ministry of