¿Qué significa 1 Timoteo 1:10?
Pablo ha estado hablando de la manera en que la Ley no pretende inspirar ningún tipo de legalismo, sino que sirve para darnos cuenta de que todas y todos hemos pecado (1 Timoteo 1:8). En el versículo anterior, Pablo habló de las personas que no cumplen Ley utilizando los Diez Mandamientos como marco de referencia. En este versículo, Pablo habla de dos tipos diferentes de pecado sexual que están en consonancia con el mandamiento "no cometerás adulterio" de Éxodo 20:14.La referencia que Pablo hace aquí en cuanto a la homosexualidad ha generado mucha controversia. La palabra que Pablo utiliza parece ser una palabra que él mismo se inventó, ya que no aparece en ningún otro lugar de la literatura griega de la época. La palabra es arsenokoitais, y algunos eruditos modernos han intentado afirmar que esta palabra no implica el concepto de la homosexualidad, sino más bien algo más general, el "abuso de uno mismo" o el "abuso de otros". Sin embargo, todas las pruebas apuntan a que se trata de una referencia acerca de los actos sexuales que ocurren entre personas del mismo sexo. En la Septuaginta -una traducción griega del Antiguo Testamento que fue traducida por eruditos hebreos- Levítico 20:13 utiliza la frase kai hos an koimēthē meta arsenos koitēn gynaikos para prohibirles a los hombres tener relaciones sexuales con otros hombres. Pablo parece estar usando esa misma terminología aquí.
El siguiente término, "secuestradores", implica la acción de comerciar con esclavos, lo cual encaja a la perfección con Éxodo 20:15, donde se nos dice "no robarás." Esta es también una palabra importante a la hora de entender el punto de vista bíblico acerca de la esclavitud. El término andrapodistais significa literalmente "ladrones de hombres", lo que corresponde a la idea de secuestrar personas para convertirlas en esclavos. Esto es lo que llamaríamos "esclavitud" en la actualidad y, claramente, esto no es bíblico. La "esclavitud" bíblica que sí se tolera es algo más parecido a la decisión de trabajar para otra persona y así convertirnos en uno o una de sus siervos.
Los siguientes dos pecados que Pablo menciona aquí -mentir y perjurar- se basan en la deshonestidad, lo cual transgrede el noveno mandamiento (Éxodo 20:16).
Con su frase final, Pablo también abarca de alguna manera todos los pecados que no se mencionan específicamente en este versículo. Por ejemplo, Pablo no habla específicamente del décimo mandamiento: la importancia de no codiciar. Pablo habló sobre "la sana doctrina" en Tito 1:9, donde les ordenó esto a los ancianos "…para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen". El concepto de la sana doctrina también se conecta a la perfección con el comienzo de esta sección, donde Pablo habló sobre una "doctrina diferente" en el versículo 3. La lista de acciones pecaminosas de Pablo contrasta fuertemente con la sana doctrina. Pablo implica algo muy importante este versículo: que las falsas enseñanzas también provocan que las personas que las siguen vivan sus vidas totalmente sumidas en sus propios pecados.