¿Qué significa Santiago 4:17?
Todo este pasaje concluye en este versículo, un pasaje en el que Santiago nos ha estado hablando sobre la diferencia que hay entre la sabiduría del mundo y la sabiduría de Dios. Santiago también ha dicho que planear cosas sin depender de Dios no tiene sentido, y además muestra nuestra arrogancia, algo por lo que ha estado reprendiendo a sus lectores.Ahora, como si viniera de la nada, Santiago dice algo profundo y desafiante. Este versículo nos puede pillar desprevenidos. Santiago nos ha ofrecido varios argumentos sobre la manera en que los cristianos deben vivir su fe, y ha dicho que las cosas que el mundo ve como "normales" en realidad son arrogantes, egoístas y desleales.
La mayoría de las religiones del mundo nos piden seguir una serie de reglas morales y evitar las cosas que esas religiones consideran que son malas. Aquí, Santiago sigue el ejemplo de Jesús, quien nos pidió que lo obedeciéramos siguiendo un mandamiento que es mucho más difícil y poderoso: debemos hacer el bien por los demás (Mateo 7:12). Santiago quiere que nos demos cuenta de que obedecer a Dios debe ser algo muy personal. El cristianismo no se trata de una creencia pasiva, sino de una que requiere poner en práctica las cosas en las que creemos.
Las personas que no creen rechazan el evangelio, y las que creemos debemos obedecerlo. Cuando nos dejamos llevar por la mentalidad del mundo y creemos que somos autosuficientes en lugar de confiar en Dios mientras tomamos decisiones, estamos pecando. En realidad, sabemos lo que debemos hacer, por eso no tenemos excusa para no hacerlo. Si algo de lo que Santiago ha dicho aquí se nos puede aplicar de alguna manera, debemos intentar cambiar esa actitud lo antes posible.
Es fácil responder filosóficamente ante las enseñanzas de las Escrituras y no obedecerlas, eso puede hacerlo cualquiera. Podríamos disfrutar reflexionando sobre las grandes ideas que nos presentan las Escrituras, considerar todos sus argumentos, y sopesar lo que significan. Pero si todo lo que hacemos es pensar en ello y no ponemos en práctica "la palabra" (Santiago 1:22), estaremos en pecado. En este versículo, Santiago dice algo interesante: que la falta de acción es, en sí misma, un acto. Por tanto, no estamos destinados simplemente a evitar el mal, sino que los creyentes estamos moralmente obligados a hacer lo que sabemos que es bueno y forma parte de la voluntad de Dios.