¿Qué significa Santiago 4:6?

Hasta ahora, en el capítulo 4, Santiago ha compartido dos ideas muy serias con sus lectores cristianos, y una de ellas ha sido una advertencia. Santiago los ha reprendido por vivir según la sabiduría del mundo, lo cual provocó que tuvieran envidia y la ambición de triunfar a cualquier precio en esta vida. Incluso se habían estado peleando entre ellos para conseguir lo que querían.

Hasta cierto punto, muchas veces nos parece normal vivir de esa manera. Después de todo, éste es la perspectiva del mundo en la que nacemos. ¡Pero Santiago les advirtió a los creyentes que estaban cometiendo adulterio contra Dios al vivir de esta manera! Dios se toma este tipo de infidelidad como algo personal. De hecho, según la traducción más común del versículo anterior, Dios tiene celos del Espíritu Santo que había puesto en ellos. Engañar a Dios viviendo según el sistema del mundo, el cual siempre nos empuja a hacer todo lo posible para conseguir lo que queremos, nos convierte en enemigos de Dios.

Ahora, Santiago intenta tranquilizarnos un poco. Incluso si hemos estado viviendo de esta manera, Dios nos sigue ofreciendo Su gracia, la cual se la ofrece a todas las personas que confían en Cristo. Nuestros pecados son perversos y devastadores, pero la gracia de Dios abunda. Dios perdona nuestros pecados en Cristo y continúa bendiciéndonos incluso aunque no nos lo merezcamos.

Santiago cita aquí Proverbios 3:34. Esta es una idea simple, pero al mismo tiempo poderosa: Dios se opone a los soberbios. El orgullo provoca que no confiemos en que Dios nos puede dar todo lo que necesitamos y nos lleva a hacer todo lo posible para obtener lo que queremos. De esta manera, estamos intentando convertirnos en el Dios de nuestras propias vidas. Cuando esto ocurre, Dios se opone a nosotros con amor y celos, pero no nos rechazará si estamos en Cristo.

Dios quiere que seamos humildes para recibir Su gracia, y quiere que nos arrepintamos del pecado de pensar que todo en la vida depende de nosotros y que nos rindamos ante Él con humildad, recibiendo con gratitud todas las cosas buenas que Él decide darnos y todas las "cosas buenas" que aparentemente y en Su soberanía, Él piensa que no debemos tener.

Dios quiere que confiemos en Él con todo lo que tenemos.