¿Qué significa Santiago 4:5?
En el versículo anterior, Santiago dijo algo alarmante: hay un estilo de vida que le parece muy normal al mundo, incluso a los cristianos, pero que en realidad se basa en engañar a Dios tal y como una esposa infiel podría engañar a su marido. Ese estilo de vida nos convierte en enemigos de Dios.¿Qué estilo de vida es este? Vivir de acuerdo con la sabiduría del mundo, en lugar de la sabiduría de Dios, y permitir que nuestras vidas estén impulsadas por la envidia debido a las cosas que queremos y la ambición que tenemos de conseguirlo a cualquier precio. Esa es la actitud que provoca peleas, riñas y conflictos con otros cristianos.
Ahora, Santiago intenta dejar claro algo importante. De hecho, los estudiosos de la Biblia dicen que este es uno de los versículos más difíciles de traducir de todo el Nuevo Testamento. Esto no se debe a una confusión sobre las palabras en sí, sino a la perspectiva desde la que está hablando Santiago. Este problema de traducción tiene que ver con la manera en que leemos el texto del griego original.
Hay dos formas de entender este versículo. Santiago puede estar diciendo que el Antiguo Testamento dice que Dios tiene celos del espíritu (nuestro espíritu o Su Espíritu Santo) que Él ha hecho vivir en nosotros. Si este fuera el caso, Santiago no parece estar citando algo directamente del Antiguo Testamento, sino anticipando una cita que usará en el siguiente versículo. La segunda posibilidad es que Santiago quiera decir que el espíritu que Dios ha hecho vivir en nosotros (nuestro espíritu humano) tiende a volverse intensamente envidioso.
De hecho, la Biblia enseña estas dos ideas en diferentes lugares. La cuestión aquí no es si alguna de estas interpretaciones es válida o no. Más bien, lo que ocurre es que se quiere averiguar cuál es la intención real de Santiago en este pasaje. Los estudiosos tienden a estar de acuerdo en que la primera idea es la que Santiago tiene en mente, es decir, que Dios es celoso—en el sentido de estar preocupado y estar muy involucrado—por el Espíritu Santo que Él ha hecho habitar dentro las personas que confían en Cristo.
En otras palabras, si continuamos viviendo según la sabiduría del mundo, Dios se toma muy serio nuestra decisión de no confiar en Él. Dios se preocupa muchísimo por nosotros, y no permitirá que sigamos sirviéndonos egoístamente a nosotros mismos una vez haya puesto Su Espíritu en nosotros.