¿Qué significa Romanos 7:6?
¿Cuál es la diferencia entre vivir una vida sin Cristo y una vida con Cristo? ¿Cuál es la diferencia entre vivir "en la carne" bajo la ley y vivir en la nueva forma del Espíritu como creyente en Jesús? En el versículo anterior, Pablo describió el resultado, el "fruto", que proviene de una vida de esclavitud a las pasiones pecaminosas, provocadas por las restricciones de la ley. Ese resultado final es siempre el mismo, en todas las circunstancias: la muerte.Ahora Pablo contrasta esa vida con la vivida en Cristo. Los cristianos han sido liberados de la ley debido a que hemos "muerto". ¿Cómo hemos muerto? Pablo ha descrito que nuestra fe en la muerte de Cristo por nuestro pecado es lo que nos hizo estar tan estrechamente identificados con Él que también morimos junto a él, en un sentido espiritual. Por lo tanto, es esa muerte la que nos ha liberado del pecado (Romanos 6:2, 18) y de nuestra responsabilidad ante la ley.
El resultado de este cambio no es un tipo de libertad sin rumbo, sino la libertad para servir a un nuevo propósito, dando fruto para Dios (Romanos 7:5). Servimos en la nueva forma del Espíritu, lo que significa que servimos a través del poder del Espíritu Santo de Dios que está con nosotros, un poder al que no teníamos acceso antes. Por eso, ya no servimos al código escrito de la ley, tratando de seguir todas sus reglas y regulaciones. En cambio, servimos al Dios vivo.
En Romanos 7:1–6, Pablo expone que los que están en Cristo han sido liberados de seguir la ley de Moisés. ¿Por qué? Nuestra asociación con la muerte de Cristo en la cruz creó en nosotros una especie de muerte espiritual que nos llevó hacia una nueva vida espiritual. Pablo ilustra su idea señalando la ley del matrimonio. Una mujer cuyo marido ha muerto se libera de su compromiso con ese marido. De la misma manera, somos liberados de nuestra obligación con la ley y entonces comenzamos a servir siguiendo al Espíritu.
En Romanos 7, Pablo describe la relación que existe entre los cristianos y la ley de Moisés y entre la ley y la pecaminosidad humana. Debido a que morimos espiritualmente cuando llegamos a la fe en Cristo, los cristianos hemos sido liberados de nuestra obligación de seguir la ley. Sin embargo, Pablo insiste en que la ley es santa y buena, y nos ayuda a ser conscientes de la gran pecaminosidad que existe en el corazón humano. La ley nos muestra que no importa lo buenas que puedan ser nuestras intenciones, al final acabamos pecando y necesitamos la liberación que solo está disponible a través de la fe en Jesús.