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Romanos 12:8

LBLA el que exhorta, en la exhortación ; el que da, con liberalidad ; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.
NBLA el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad (con sencillez); el que dirige (presta ayuda), con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.
NVI si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría.
RV1960 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
JBS el que exhorta, en exhortar; el que reparte, hágalo en simplicidad; el que preside, en solicitud; el que hace misericordia, en alegría.

¿Qué significa Romanos 12:8?

Pablo está instando a aquellos que han recibido la misericordia de Dios a través de la fe en Cristo —todos los cristianos— a usar los dones espirituales que han recibido a través del Espíritu de Dios para servirse los unos a los otros en la iglesia. Hasta ahora, Pablo ha enumerado los dones de la profecía, el servicio y la enseñanza; parece estar diciendo que cada uno de estos dones se les da a diferentes personas, no que cada persona tenga todos estos dones.

El don de la exhortación es la capacidad que tiene el Espíritu de edificar a alguien desafiándolo a mejorar interior y externamente. Este pasaje incluye una fuerte exhortación del mismo Pablo. La iglesia necesita exhortadores para mantenernos a todos en el camino correcto y seguir adelante.

Repartir, o el don de dar, tiene que ver con el dinero, y es la capacidad de discernir las necesidades financieras de otros y de intervenir para ayudarles a satisfacer esas necesidades. Tal y como dice Pablo aquí, esto requiere generosidad. Dar generosamente no requiere que alguien sea rico. A menudo, los cristianos con los recursos más limitados son los más generosos en la iglesia, ya que el Espíritu Santo los guía para ejercer este don.

Pablo enumera el liderazgo (presidir) como un don que es diferente del don de la enseñanza, aunque frecuentemente en la iglesia esperamos que la misma persona tenga ambos dones. A menudo, esto no es así. A veces conocido como el don de la administración, esta es la habilidad sobrenatural de animar a los demás a siempre tomar decisiones que beneficiarán al grupo en su conjunto. Pablo insta a quienes tienen este don a usarlo con celo o entusiasmo. Los líderes dotados con el espíritu ayudan a establecer el nivel de energía para todo el grupo.

Finalmente, Pablo enumera el don de la misericordia (brindar ayuda). Este es un don poderoso cuando se ejerce en el Espíritu Santo, e implica la capacidad de reflejar la misericordia que Dios nos ha mostrado a nivel personal. Cuando una persona tiene el don de la misericordia, esa persona les recuerda continuamente a los demás que Cristo ha perdonado sus pecados. Otro punto de vista sobre este don es que este don implica el hecho de ministrar a los menos afortunados. En cualquier caso, Pablo insta a que este don se ejerza con alegría.
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