Verso
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Santiago 3:8

LBLA pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal.
NBLA pero ningún hombre puede domar la lengua. Es un mal turbulento y lleno de veneno mortal.
NVI pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.
RV1960 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
JBS pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, y está llena de veneno mortal.

¿Qué significa Santiago 3:8?

En el versículo anterior, Santiago habló sobre algo asombroso que los seres humanos somos capaces de hacer: domesticar a toda clase de criaturas. Santiago termina ese pensamiento en este versículo: "sin embargo, no podemos domar la lengua". Específicamente, Santiago dice que nadie puede domar su propia lengua, no podemos controlar las palabras que salen de nuestra boca. Por tanto, nuestras lenguas son más poderosas que nosotros mismos, y nos controlan del mismo modo que una broca guía a un caballo o un timón puede dirigir a un barco enorme.

Según Santiago, la lengua (nuestras palabras y cómo las usamos) no solo es indomable, sino que también es un mal indómito. La palabra griega que Santiago usa para "indómito" se deriva de la palabra akastatatos. Esta palabra también significa "inestable" y es la misma raíz que se usa para identificar a las personas que titubean y son "inconstantes" en Santiago 1:8. Nuestras lenguas, el instrumento a través del cual salen las palabras que decimos, está totalmente fuera de control, y cuando ataca, está llena de veneno mortal.

Mientras describe la lengua, nuestra manera de hablar, Santiago no deja mucho espacio para la esperanza, ya que tal y como lo dirá en los siguientes versículos, incluso cuando usamos nuestras palabras para lograr buenos propósitos, es posible que acaben haciéndoles daño a otras personas en algún momento. Nuestras lenguas son incontrolables, poderosas, malvadas e hirientes, y Santiago lo deja muy claro.

De hecho, Santiago no está sugiriendo que nuestras lenguas reales (los músculos de nuestra boca) estén poseídas por el mal, lo cual nos aclarará durante los próximos versículos. De acuerdo con Jesús, Santiago dijo que "el hombre bueno, saca lo bueno del buen tesoro de su corazón" (Lucas 6:45). Así como nuestras obras revelan el tipo de fe que tenemos, nuestras palabras revelan lo que llevamos en el corazón. Por tanto, no podemos domar nuestra lengua por nuestra cuenta porque no podemos cambiar nuestra naturaleza pecaminosa por nuestra cuenta.

A continuación, Santiago nos dará algunos ejemplos sobre la maldad con la que a veces usamos nuestras palabras.
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