¿Qué significa Mateo 8:19?
Jesús y Sus discípulos se estaban preparando para subirse a una barca para cruzar el Mar de Galilea, el cual era en realidad un lago, aunque un lago bastante grande (Mateo 8:18). Mientras se encontraban de camino hacia la barca, un escriba se le acercó a Jesús y prometió seguirlo dondequiera que fuera.En esa época, los "escribas" eran expertos en el manejo de documentos escritos, y a menudo también eran maestros de la ley de Moisés. A estos eruditos se les daba con frecuencia suficiente autoridad a nivel local como para decidir cómo se debía seguir la ley. Para bien o para mal, los escribas a menudo se asociaban con los fariseos, a quienes Jesús continuamente criticó debido a su hipocresía (Mateo 5:20). Es interesante ver la manera en que este escriba se refiere a Jesús llamándolo "Maestro" y al mismo tiempo está tan ansioso por seguir a Jesús y los pasos de Su ministerio.
En el siguiente versículo, Jesús no le responde de la manera que Él se esperaba. De hecho, Su comentario sugiere que este escriba estaba buscando algo más que simplemente la verdad (Mateo 8:20).
Mateo 8:14–22 nos resume varios eventos. Jesús cura a la suegra de Pedro de una fiebre. Luego pasa la noche sanando a muchas otras personas de enfermedades y expulsando demonios usando una sola palabra, cumpliendo así otra de las profecías de Isaías (Isaías 53:4). Jesús luego habla con dos de Sus seguidores. Uno prometió seguir a Jesús a todas partes. Jesús le dice que esto era difícil porque él no tenía un hogar en la tierra. El otro quería seguir a Jesús después de enterrar a su padre, y Jesús le dice que lo siguiera inmediatamente y que era mejor "dejar que los muertos entierren a sus muertos".
Mateo comparte una serie de historias que nos revelan la autoridad que Jesús tenía y tiene sobre las enfermedades, los demonios e incluso el clima. Jesús sana a un hombre humilde con lepra que tenía mucha fe. Luego sana al criado de un centurión romano que creía que Jesús no necesitaba ir a su casa para sanarlo, sino que Jesús solo necesitaba decirlo y así ocurriría. Jesús alaba la asombrosa fe de este hombre gentil. Después de sanar a muchos más, Jesús y los discípulos se quedan atrapados en una tormenta casi mortal en el Mar de Galilea. Jesús detiene la tormenta con una sola frase. Más tarde, Jesús expulsa algunos demonios de dos hombres y de una gran manada de cerdos.