¿Qué significa Mateo 19:25?
Lo que Jesús decía sorprendía constantemente a los discípulos. Jesús acaba de decir que sería más fácil que un camello pasara por el ojo de una aguja que un rico entrara en el reino de Dios (Mateo 19:24). Los discípulos se habían quedado atónitos. Como tantos otros, su cultura tenía una idea espiritualmente retrógrada sobre la riqueza.Lo que se suponía era que Dios favorecía más a los ricos que los a pobres. La sabiduría común de la época afirmaba que las personas eran ricas lo eran porque Dios las estaba bendiciendo debido a su valía. Desde el punto de vista de los discípulos, no había razón para que Dios bendijera a alguien que tuviera riquezas si esa persona no fuera "digna".
En realidad, las personas que son ricas pueden ser buenas o malas como todo el mundo. Tener dinero no significa necesariamente que Dios esté favoreciendo a una persona. Sin duda, es más probable tener éxito cuando obedecemos a Dios (Proverbios 3:1–4). Sin embargo, a veces la gente se vuelve rica haciendo cosas malas. Jeremías, el gran profeta de Israel, sabía esto y le preguntó a Dios al respecto: "¿por qué prosperan los impíos en todo lo que hacen, y les va bien a todos los que son desleales?" (Jeremías 12:1). Dejando a un lado la exageración de Jeremías, no todas las personas que son así acaban prosperando. Aun así, muchos sí parecen hacerlo. El pueblo judío de la época de Jesús había llegado a la conclusión de que las personas ricas estaban más cerca de Dios asumiendo que lo que su cultura creía sobre este tema era cierto.
La idea de Jesús era que se requiere la humildad de una fe simple para entrar en el reino de los cielos. A los ricos, personas a las que les resulta fácil conseguir todo lo que quieren y arreglar los problemas terrenales con dinero, les resultará mucho más difícil humillarse. De este modo, el hecho de admitir que necesitan que alguien más los mantenga, en este caso espiritualmente, es muy difícil de aceptar para ellos. Esto, de hecho, se le puede aplicar a muchas cosas más, no solo al dinero. Aquellos que confían en su intelecto, apariencia o poder más que en Dios, pueden acabar cayendo en la misma trampa.
Por lo tanto, lo que los discípulos estaban preguntando era, "si aquellos que nosotros creíamos que Dios estaba bendiciendo no alcanzarán la salvación, entonces, ¿quién podrá salvarse? ¿Qué esperanza hay para el resto de nosotros?"
Quizás ellos se esperaban que Jesús dijera algo sobre la humildad o ser pobre en espíritu (Mateo 5:3). En cambio, Jesús dijo algo mucho más sorprendente: algo que, de hecho, es imposible… al menos para la humanidad.
Mateo 19:16–30 describe la conversación que Jesús tuvo con un joven rico que le preguntó cómo alcanzar la vida eterna. Jesús comienza estableciendo un estándar de bondad, sugiriendo que el hombre guardara todos los mandamientos. Cuando el hombre dice que había hecho todas esas cosas, Jesús le sugiere que renuncie a todas sus riquezas antes de seguirlo. La triste reacción del hombre nos demuestra que no estaba dispuesto a hacer que Dios se convirtiera en la verdadera prioridad de su vida. Usando esto como ejemplo, Jesús nos advierte que la riqueza tiene la capacidad de dificultar el camino que lleva hacia la salvación.
Los fariseos le preguntan a Jesús si es lícito que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier causa. Jesús les recuerda que el matrimonio fue diseñado por Dios durante la creación. El divorcio, por eso, es lícito sólo en el caso de que se cometiera algún tipo de inmoralidad sexual. Un joven rico le pregunta a Jesús qué debe hacer para alcanzar la vida eterna. Jesús insiste en que sólo Dios es bueno. Entonces, Jesús desafía la sinceridad del hombre pidiéndole que les diera todas sus riquezas a los pobres y que lo siguiera. El hombre finalmente se niega a hacerlo, lo que demuestra lo fácil que es preferir las riquezas a vivir en total dependencia de Dios. Jesús les dice a Sus discípulos que la salvación es inalcanzable a través de nuestros esfuerzos, y que Dios es el único que nos la puede ofrecer.