¿Qué significa Mateo 19:15?
Los discípulos a menudo no desafiaban a las personas que se acercaban a Jesús. Esta vez, sin embargo, lo hicieron al reprender a algunas personas que estaban trayéndole niños a Jesús para que pusiera Sus manos sobre y orara por ellos. En realidad, no se nos dice el motivo de la reprensión; puede ser que los discípulos simplemente consideraran que los niños no eran importantes o que estuvieran tratando de proteger el tiempo y la energía de Jesús.Cualquiera que hubiera sido su razón, Jesús rápidamente les dijo que no hicieran eso, y les dijo que no se interpusieran en el camino. En cambio, debían dejar que los niños pequeños se le acercaran. Una vez más, Jesús usó a los niños como un ejemplo de la humildad y la fe que se requieren para que el reino de los cielos les pudiera pertenecer a Sus seguidores. Jesús no estaba diciendo que los niños son naturalmente puros, buenos e inocentes. En cambio, Jesús pareció estar alabando su capacidad de creer y vivir en humildad porque sabían que no tenían ningún poder real dentro de un mundo que estaba claramente dominado por adultos. De hecho, esta fue una lección que Jesús ya había compartido con los discípulos anteriormente (Mateo 18:3–4).
Entonces, Jesús comenzó a hacer exactamente lo que las personas que le habían traído a los niños le pidieron que hiciera. Jesús puso Sus manos sobre los niños y probablemente oró por ellos. Después de eso, Jesús se fue de allí.
Mateo 19:13–15 nos presenta a Jesús anulando la autoridad que el mismo Jesús les había dado a los discípulos a la hora de tratar con las multitudes, ya que los discípulos estaban reprendiendo a las personas que le estaban intentando traer niños. La gente quería que Jesús pusiera Sus manos sobre los niños y orara por ellos. Jesús les dice a los discípulos que no se interpongan en el camino de los niños porque el reino de los cielos les pertenece a personas como ellos.
Los fariseos le preguntan a Jesús si es lícito que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier causa. Jesús les recuerda que el matrimonio fue diseñado por Dios durante la creación. El divorcio, por eso, es lícito sólo en el caso de que se cometiera algún tipo de inmoralidad sexual. Un joven rico le pregunta a Jesús qué debe hacer para alcanzar la vida eterna. Jesús insiste en que sólo Dios es bueno. Entonces, Jesús desafía la sinceridad del hombre pidiéndole que les diera todas sus riquezas a los pobres y que lo siguiera. El hombre finalmente se niega a hacerlo, lo que demuestra lo fácil que es preferir las riquezas a vivir en total dependencia de Dios. Jesús les dice a Sus discípulos que la salvación es inalcanzable a través de nuestros esfuerzos, y que Dios es el único que nos la puede ofrecer.