¿Qué significa Romanos 6:18?
Pablo le agradece a Dios el cambio que los cristianos de Roma habían experimentado. Una vez fueron esclavos de sus deseos pecaminosos, como lo fuimos todos. Ahora, sin embargo, se han vuelto obedientes de corazón y se han comprometido a obedecer la enseñanza de la verdad de Dios. De hecho, escribe ahora Pablo, se han convertido en esclavos de la justicia.Con esto, Pablo quiere decir que los cristianos romanos están presentándole sus cuerpos y mentes a Dios para que Dios los usara para lograr Sus justos propósitos; quizás esto podría sonar un poco extraño para la mente moderna, que Pablo describiera este compromiso de ser usado por Dios para conseguir propósitos justos como convertirse en "esclavos" de Dios; sin embargo, Pablo comenzó esta carta describiéndose a sí mismo como un "esclavo" de Cristo, usando la palabra griega doulos: siervo. La terminología que utiliza en este versículo usa la misma raíz. Sin embargo, Pablo parece decir durante los siguientes versículos que incluso esta versión de "esclavitud" no es el mejor concepto para describir este compromiso de servir a la justicia de Dios. En cambio, Pablo está usando este "término humano" debido a nuestra capacidad limitada para comprender completamente este cambio que hemos sufrido, desde nuestro corazón hasta nuestra lealtad.
Romanos 6:15–23 plantea la pregunta de por qué no deberíamos seguir pecando una vez que hemos llegado a la fe en Cristo y ya no estamos bajo la ley de Moisés. Pablo responde que, de hecho, podemos continuar siendo esclavos del pecado si no nos resistimos a sus tentaciones. En cambio, deberíamos vivir como si la justicia fuera nuestra maestra, la cual, en cierto sentido, lo es. Debemos obedecerle a la justicia en lugar de a nuestros deseos pecaminosos, en parte, porque ahora entendemos las consecuencias del pecado. En lugar de la vergüenza y la muerte, debemos servirle a Dios, Aquel que nos ofrece la vida eterna como un regalo.
Romanos 5 comienza describiendo algunos de los beneficios que se obtienen al ser declarados justos por Dios debido a nuestra fe en Cristo. Tenemos paz con Dios y estamos en Su gracia. Nos regocijamos tanto en la esperanza de la gloria de Dios como en nuestro sufrimiento temporal. Tenemos una esperanza que no nos defraudará, porque Dios ya nos ha demostrado Su amor. Luego, Pablo compara la obra de Adán, quien trajo el pecado y la muerte al mundo, con la obra de Cristo, quien murió por el pecado para ofrecerles el regalo gratuito de la gracia de Dios a todos los que creen.