¿Qué significa Romanos 6:15?
Pablo hace una pregunta extraña en base a lo que acaba de escribir en los versículos anteriores. Pablo ha dicho que el pecado no tiene dominio ni autoridad sobre nosotros porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia de Dios mediante la fe en Cristo.Ahora Pablo pregunta si debemos pecar, o elegir seguir pecando. En otras palabras, ¿el hecho de que ya no estemos obligados a pecar significa que de alguna manera somos libres de entregarnos al pecado sin luchar contra nuestros deseos de hacerlo? Esta parece haber sido una crítica bastante común a la que Pablo tuvo que enfrentarse más de una vez (Romanos 3:8; 2 Corintios 5:17; Gálatas 5:19–24), y una que las personas a menudo imponen al cristianismo de manera errónea en la actualidad. Pablo ofrece su respuesta común para este tipo de preguntas ridículas: "¡de ninguna manera!" Esto viene de una frase griega, mē genoito, que es el equivalente de "por supuesto que no" o "¡el cielo no lo quiera!"
Pablo continuará demostrando que el hecho de llegar a ser libres del pecado debe ayudarnos a resistir y a rechazar nuestros deseos pecaminosos, y no debemos tomarnos a la ligera la gracia y el perdón de Dios.
Romanos 6:15–23 plantea la pregunta de por qué no deberíamos seguir pecando una vez que hemos llegado a la fe en Cristo y ya no estamos bajo la ley de Moisés. Pablo responde que, de hecho, podemos continuar siendo esclavos del pecado si no nos resistimos a sus tentaciones. En cambio, deberíamos vivir como si la justicia fuera nuestra maestra, la cual, en cierto sentido, lo es. Debemos obedecerle a la justicia en lugar de a nuestros deseos pecaminosos, en parte, porque ahora entendemos las consecuencias del pecado. En lugar de la vergüenza y la muerte, debemos servirle a Dios, Aquel que nos ofrece la vida eterna como un regalo.
Romanos 5 comienza describiendo algunos de los beneficios que se obtienen al ser declarados justos por Dios debido a nuestra fe en Cristo. Tenemos paz con Dios y estamos en Su gracia. Nos regocijamos tanto en la esperanza de la gloria de Dios como en nuestro sufrimiento temporal. Tenemos una esperanza que no nos defraudará, porque Dios ya nos ha demostrado Su amor. Luego, Pablo compara la obra de Adán, quien trajo el pecado y la muerte al mundo, con la obra de Cristo, quien murió por el pecado para ofrecerles el regalo gratuito de la gracia de Dios a todos los que creen.