¿Qué significa Romanos 4:19?
Pablo está describiendo la asombrosa fe que Abrahán había depositado en Dios. Pablo creía y seguía creyendo que Dios cumpliría Su promesa de darles a él y a Sara un hijo. Abrahán mantuvo esta fe incluso cuando se volvió cada vez más y más improbable que ocurriera debido a su vejez. De hecho, desde un punto de vista humano, ¡la promesa de Dios era imposible! Abrahán tenía 100 años y su cuerpo "carecía de vigor", escribe Pablo. El cuerpo de Abrahán no solo estaba mucho más allá de los años normales en los que se puede ser padre, sino que ya estaba más allá del promedio de vida de un hombre (Salmo 90:10). Sara tenía 90 años y había sido estéril toda su vida.Sin embargo, Pablo dice que la fe de Abrahán en Dios ni siquiera se debilitó un poco. Abrahán siempre estuvo convencido de que Dios cumpliría Su palabra. Por lo tanto, nos convertimos en hijos espirituales de Abrahán cuando creemos en Dios para que también cumpla Sus promesas. El objetivo de Pablo al usar este ejemplo ha sido mostrar que la fe, no las buenas obras, es lo que nos permite ser considerados justos ante Dios.
Romanos 4:13–25 continúa enfocándose en la fe de Abrahán. Dios le hizo promesas a Abrahán y a sus descendientes, unas promesas que Abrahán creyó que se cumplirían. Esas promesas no se pueden recibir guardando la ley, sino solo a través de fe. Dios le prometió a Abrahán que iba a tener un hijo con Sara, y Abrahán continuó creyendo que la promesa se cumpliría incluso cuando se volviera cada vez menos probable que lo hiciera debido a su vejez. Nosotros también podemos ser justificados por medio de la fe en la muerte de Jesús, quien murió por nuestros pecados, y Su resurrección de entre los muertos.
Romanos 4 trata sobre la fe de Abrahán. Dios declaró justo a Abrahán por su fe, no por sus obras. Una declaración de justicia era un regalo de Dios, no un pago. Esta justicia está disponible para todos, circuncidados o incircuncisos. Dios declaró justo a Abrahán muchos años antes de la circuncisión, convirtiéndolo en el padre espiritual de todos los creyentes, circuncidados o no, judíos o gentiles. Las promesas que Dios le hizo a Abrahán y a su descendencia no se pueden recibir guardando la ley, sino solo a través de la fe. Abrahán se mantuvo fiel a la promesa que Dios le hizo acerca de darle un hijo a él y a su esposa Sara, incluso cuando Abrahán mismo se fue haciendo mayor. Dios también nos justificará si por fe creemos dos cosas: una, que Dios entregó a Jesús para que muriera por nuestros pecados; y otra, que Dios finalmente lo resucitó de entre los muertos.