¿Qué significa Mateo 28:10?
En el relato de Mateo sobre los acontecimientos que ocurrieron durante la mañana de la resurrección, Jesús acababa de revelarse, vivo y en persona, en frente de unas pocas mujeres. Jesús las saludó a ellas primero antes que a ninguno de Sus 11 discípulos o Sus otros seguidores. Las mujeres, al verlo, comenzaron a adorarlo y le abrazaron los pies, quizás para asegurarse de que Jesús realmente estaba vivo delante de ellas.Entonces, Jesús compartió el mismo mensaje básico que el ángel les había dicho (Mateo 28:1–9). Primero les dijo que no debían tener miedo, y después les dijo que no debían decirle a Sus hermanos que había resucitado y que se encontraría con ellos en Galilea (Mateo 26:32).
De hecho, Jesús envió a estas mujeres como si fueran las primeras evangelistas, ya que fueron las primeras personas que compartieron las buenas noticias de que Jesús había resucitado de entre los muertos.
Mateo 28:1–10 nos describe la manera en que dos de las seguidoras de Jesús se enteraron de la resurrección de Jesús. Antes de que llegaran a la tumba el domingo por la mañana, un ángel del cielo descendió e hizo rodar la gran piedra que tapaba la tumba, y después hubo un terremoto. Los soldados romanos se desmayaron. El ángel les dijo a las mujeres que Jesús había resucitado de entre los muertos. Jesús se encontró con las mujeres, y ellas lo adoraron. Entonces, Jesús les dijo que fueran a decirles a los demás que había resucitado de entre los muertos y que debían irse a Galilea para encontrarse con él.
Un ángel del Señor descendió del cielo e hizo rodar la piedra de la tumba de Jesús. Los guardias se desmayaron. El ángel se sentó encima de la piedra y se quedó esperando. Entonces, llegaron dos mujeres seguidoras de Jesús y el ángel les dijo que Jesús había resucitado de entre los muertos. Entonces Jesús se encontró con ellas y les dijo que le dieran la noticia a sus hermanos. Los principales sacerdotes sobornaron a los guardias para que dijeran que los seguidores de Jesús habían robado Su cuerpo. Jesús se encontró con los discípulos en una montaña de Galilea y les encargó que hicieran discípulos de personas de todas las naciones, bautizándolos y enseñándoles a obedecer los mandamientos de Jesús. Jesús prometió estar con ellos para siempre.