Capítulo
Verso

Mateo 11:25

LBLA En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños.
NBLA En aquel tiempo, Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños.
NVI En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños.
RV1960 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
JBS En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido esto de los sabios y de los entendidos, y lo hayas revelado a los niños.

¿Qué significa Mateo 11:25?

Jesús acaba de terminar de condenar a tres pueblos de Galilea en los que había realizado obras milagrosas y predicado el evangelio. A pesar de ver el poder de Dios con sus propios ojos, la gente de estos pueblos no se arrepintió de sus pecados ni creyó que Jesús era el Mesías (Mateo 11:20–24).

¿Por qué no creyeron estas personas en Jesús? Una posible pista para esto podría venir de lo que Cristo le dice a Dios el Padre en este versículo. Mientras estaba hablando con la multitud, Jesús se dirigió a Su Padre, "el Señor del cielo y de la tierra", y le agradeció el hecho de haber escondido "estas cosas" de los sabios y los entendidos. En otras palabras, Jesús le agradece al Padre por haber participado activamente en el hecho de ocultarles la verdad a aquellos que se consideraban inteligentes según los estándares del mundo, o al menos según ellos mismos. En cambio, el Padre le reveló la verdad oculta a los "niños".

¿A qué se refiere Jesús al decir "estas cosas"? De acuerdo con lo que acaba de hablar Jesús en este capítulo, son cosas que aparentemente deberían ser obvias. Si Jesús estaba mostrando un tipo de poder que solo podría venir de Dios: resucitar a los muertos, sanar enfermedades imposibles y expulsar demonios con solo una palabra, entonces Él debía ser el Mesías. ¿Por qué podrían tener dudas las personas sobre esto?

Jesús identifica dos razones. Primero, aquellos que se consideran sabios y entendidos en este mundo tienden a sobreestimar el valor de sus propias mentes. La inteligencia viene acompañada de la tentación de rechazar cualquier cosa que no le guste a una persona. Esto no es fundamentalmente diferente a la forma en que una persona rica podría engañarse a sí mismo/a pensando que no necesita nada ni a nadie, ni siquiera a Dios. Dado que Jesús no representaba lo que muchos hombres que se consideraban sabios esperaban del Mesías, llegaron a la conclusión de que Jesús no podía ser el Mesías.

Segundo, esta declaración implica que Dios les esconde lo que debería ser obvio a las personas que son arrogantes. En cierto sentido, Dios les "ayuda" a no entender lo que eligen no entender. Esto es similar a la manera en la que se le permitió al faraón resistirse a la voluntad de Dios en el libro del Éxodo (Éxodo 7:22; 8:15, 32), antes de que Dios lo usara para conseguir Su propósito endureciéndole el corazón (Éxodo 9:12; 10:20; 14:8).

A diferencia de eso, Dios el Padre les revela lo que es obviamente cierto a los "niños". Esto suele ser cierto en el caso de los niños, pero Jesús tendrá mucho más que decir acerca de que los adultos deben volverse como niños pequeños en Mateo 18:1–5. Jesús dice algo similar sobre el tema de acercarnos a Dios con la confianza de un niño en Marcos 10:14–15: "dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. De cierto les digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en Él".
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