¿Qué significa Efesios 4:30?
Pablo añade algo interesante en este versículo: que no entristezcamos al Espíritu Santo. La palabra griega es lypeite, que significa "causar dolor" o "entristecer". Lo que Pablo dice aquí es fundamental para comprender la visión cristiana del pecado. En resumen, los creyentes podemos entristecer al Espíritu debido a nuestras acciones pecaminosas.Aquí se conectan varias ideas importantes. Primero, esto significa que los cristianos todavía son capaces de pecar. En segundo lugar, esto significa que, a Dios, de hecho, le importa mucho la manera en que vivimos nuestras vidas una vez que alcanzamos la salvación. En tercer lugar, esto se relaciona con la seguridad eterna; Pablo no está diciendo que seremos expulsados de la familia de Dios debido a nuestro pecado una vez alcanzamos la salvación. Cuarto, todo esto motiva a los cristianos para que sigan viviendo de una manera bondadosa. La seguridad eterna no nos da licencia para pecar, ¡porque los verdaderos creyentes jamás querrían entristecer a nuestro Salvador!
En esa misma línea de pensamiento, Pablo nos recuerda que el Espíritu Santo ha "sellado [a los creyentes] para el día de la redención". Pablo también habló sobre esta idea de ser sellados por el Espíritu en Efesios 1:13. Este "sello" se pone en el momento de la salvación. Aunque podemos afligir al Espíritu, no podemos perderlo. La palabra griega "sello" proviene de la raíz sphragizo, que significa estar cerrado y marcado. Un ejemplo de esto es el símbolo impreso en cera con el que se cerraban las cartas en el pasado. Este sello implica que estamos seguros y se nos debe identificar fácilmente. Por tanto, estamos marcados por el Espíritu Santo mientras esperamos el día en el que nos encontraremos con Cristo.
Esto implica que los cristianos no deben temer perder el Espíritu (Romanos 8:37–39), pero sí debemos temer entristecerlo. Jesús se entristeció durante Su vida en la Tierra (Marcos 3:5), pero este es el único lugar en el que se menciona que el Espíritu también puede entristecerse. En el caso de Jesús, se entristeció mucho debido al corazón tan duro que tenían y siguen teniendo muchas personas. De la misma manera, también podemos entristecer o decepcionar al Espíritu Santo cuando somos tercos y nos negamos a seguir la voluntad que Dios tiene para nuestras vidas.