¿Qué significa Filipenses 1:23?
Pablo continúa hablándonos aquí de su dilema. Vivir significa servir a Cristo, incrementar la posibilidad de recibir recompensas en el cielo y darle gloria. Al mismo tiempo, la muerte trae consigo el fin del sufrimiento y una eternidad con Dios. En el cielo con el Señor, no habrá más pecado, ni dolor, ni llanto de ningún tipo (Apocalipsis 21–22). Los creyentes desean estar con el Señor más que nada en el mundo, y es muy alentador saber que este es nuestro destino cuando lo estamos pasando mal (1 Tesalonicenses 4:18).En realidad, siempre ha habido tensión entre estas dos realidades para aquellos que siguen a Cristo. Por un lado, deseamos agradar a Dios y llevar a muchas personas hacia Cristo. Por otro lado, deseamos disfrutar del descanso y la victoria del cielo. La solución a este problema siempre ha sido la misma: nuestras vidas deben centrarse en servir a los demás (Filipenses 1:24), no en servirnos a nosotros mismos. Cuando anteponemos la voluntad de Dios, y las necesidades de los demás, a nuestra propia voluntad y necesidades, podemos vivir fielmente centrados en la obra de Dios. El momento de nuestra llegada al cielo siempre quedará en manos de Dios.