¿Qué significa 1 Juan 2:3?
Una forma en la que podemos mostrar evidencia de la fe salvadora de Jesús es obedeciéndolo. Sin embargo, como creyentes, siempre tenemos la opción de obedecerlo o desobedecerlo. Conocer a Jesús es algo que se puede demostrar de diferentes maneras. Primero está la salvación, y nuestro comportamiento debe reflejar esa creencia. Sin embargo, las acciones, en sí mismas, no son una prueba infalible de la propia salvación y, en última instancia, solo Dios sabe exactamente lo que sucede en el corazón de cada persona (1 Samuel 16:7). Sin embargo, obedecer los mandamientos de Cristo es algo fundamental para confirmar nuestro lugar en Cristo.Otra manera de evidenciar este "conocimiento" es la comunión con Dios. Incluso dentro de una relación entre padres e hijos, el nivel de comunión que existe entre ellos depende de la obediencia y la comunicación. Si hay algún tipo de falta de comunicación, eso no prueba que no exista una relación entre ellos, pero ciertamente no es así como "deberían" ser las cosas (1 Juan 2:6). Por tanto, las personas que ha puesto su fe en Cristo deben obedecerlo (1 Juan 2:5), y eso depende únicamente de los creyentes.
Para entender este pasaje, es fundamental distinguir la conexión que existe entre "conocer" y "guardar" dentro del contexto del Antiguo Testamento. El pueblo judío debía mostrar su creencia en Dios mediante la obediencia de la Ley Mosaica. Incluso durante ese tiempo, la obediencia era el resultado directo de la fe, no el objetivo de la fe. El capítulo 11 de Hebreos nos ofrece evidencia clara de muchas personas bondadosas que forman parte de la era del Antiguo Testamento que vivieron por fe, obedecieron al Señor y fueron reconocidos por ello. La fe era y es esencial para conocer al Señor.
Aquí, Juan coloca la condición al final de la oración: conocemos a Cristo si lo obedecemos. Esto contrasta mucho con los versículos 5–10, donde Juan sí hablo de ciertas condiciones que son necesarias en nuestra relación con Cristo.