¿Qué significa Hebreos 7:21?
Para mostrar que Jesús posee un sacerdocio superior, el autor de Hebreos está comparando a Cristo con los sacerdotes del Antiguo Testamento. Un aspecto importante de esto ha sido la figura de Melquisedec, que se presenta como una plantilla simbólica de Cristo. La clave para esta comparación es la promesa de Dios que aparece en el Salmo 110:4, la cual se cita aquí, así como en varios otros lugares del libro de Hebreos. Una de las debilidades del sacerdocio del Antiguo Testamento era su naturaleza ancestral. Los sacerdotes heredaron su papel porque eran de la tribu de Leví. Al ser mortales (Hebreos 7:23) y pecadores (Hebreos 7:27), Dios no les garantizaba sus roles como sacerdotes. Sin embargo, en el Salmo 110, Dios le garantiza exactamente esto a una figura que es tanto sacerdote como rey.Esta cita sirve para respaldar aún más la conclusión del autor: que Jesucristo es realmente el cumplimiento del plan supremo de Dios para nuestra salvación, uno que puede lograr todo lo que la ley del Antiguo Testamento no pudo (Hebreos 7:18–19). Esto no representa un cambio en el plan de Dios, en absoluto; más bien, es simplemente el cumplimiento de la obra de enseñanza progresiva y planificada de Dios (Gálatas 3:19–4:7).
Hebreos 7:11–28 amplía los argumentos anteriores relacionados con el sacerdocio de Jesucristo. Aquí, el autor muestra cómo el sacerdocio de Jesús es superior al de la Ley del Antiguo Testamento. Éste usa la figura de Melquisedec como modelo. El sacerdocio de Cristo es impecable, perfecto, interminable y como tal lo ha decretado Dios. El sacerdocio levítico era temporal, defectuoso, imperfecto y no podía durar para siempre. Esta mejor promesa, en Cristo, está ligada a la confianza que tenemos en Él como creyentes.
Cuando Abrahán se reunió con Melquisedec en el Antiguo Testamento, lo honró con diezmos. Esto muestra que Abrahán reconoció la superioridad de Melquisedec. Dado que el Antiguo Pacto no era perfecto, el cual estaba basado en sacerdotes y sacrificios de carácter limitado, es inferior al sacerdocio de Melquisedec, el cual es interminable. Jesucristo cumple la promesa de Dios de establecer un sacerdote "eterno" de una manera que satisfaga perfectamente nuestras necesidades.