¿Qué significa 1 Corintios 12:4?
En el versículo anterior, Pablo habló sobre el Espíritu de Dios, Jesús y el Espíritu Santo. En otras palabras, mencionó a los tres miembros de la Trinidad. Ahora, Pablo comienza a hacer lo mismo en orden inverso, empezando aquí y continuando su pensamiento hasta el versículo 6.Pablo se está preparando para compartir información muy específica acerca de los dones espirituales que el Espíritu Santo les ofrece a todos los creyentes. Pablo comienza diciendo que hay una variedad muy diferentes de dones espirituales. Cada uno tiene un propósito diferente dentro de la iglesia. Sin embargo, Pablo quiere asegurarse de que entendieran que solo hay un Espíritu Santo que habita dentro de cada persona que acepta la fe en Cristo.
En otras palabras, el Espíritu no se les da a unos cristianos y a otros no (Romanos 8:9), sino que todos los cristianos que han alcanzado la salvación lo tienen dentro. Además, el Espíritu de Dios es uno, pero reparte diferentes tipos de dones entre los creyentes. Las diferencias que existen entre los dones espirituales no implican el hecho de que también haya diferencias entre los cristianos y su valor espiritual a ojos de Dios.
En 1 Corintios 12:1–11 Pablo habla sobre qué son los dones espirituales, quién los recibe y por qué se nos dan. Todas las personas que creen en Jesús son espirituales porque cada cristiano y cristiana tiene el Espíritu de Dios dentro. El Espíritu le da uno o más dones espirituales a cada creyente por el bien común de la iglesia. Sin embargo, esos dones no se ganan de ninguna manera, sino que son un regalo. El mismo Espíritu nos los regala, gratuitamente, y de acuerdo con Su sabiduría. Por tanto, no hay dones que sean más importantes que otros.
Pablo comienza a responder a otra pregunta que los corintios le habían hecho en su carta: ¿qué son los dones espirituales? ¿Quién los recibe? ¿y para qué sirven? Pablo dice que los dones espirituales no causan que los creyentes sean espirituales, sino que es el Espíritu de Dios que habita en ellos lo que les hace ser espirituales. Además, el Espíritu nos da uno o más dones espirituales a cada uno de nosotros para que los usemos para servir en la iglesia. La iglesia es como un cuerpo, en el que cada parte es necesaria, y todas las partes existen para servirse las unas a las otras. Por lo tanto, todo creyente debe descubrir qué dones ha recibido del Espíritu y valorar la función que puede cumplir con ellos dentro del cuerpo de Cristo.