1 Corintios capitulo 7
La Biblia de las Américas
1En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es para el hombre no tocar mujer. 2No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. 3Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. 4La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de dominio propio. 6Mas esto digo por vía de concesión, no como una orden. 7Sin embargo, yo desearía que todos los hombres fueran como yo. No obstante, cada cual ha recibido de Dios su propio don, uno de una manera y otro de otra.
8A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo. 9Pero si carecen de dominio propio, cásense ; que mejor es casarse que quemarse. 10A los casados instruyo, no yo, sino el Señor : que la mujer no debe dejar al marido 11(pero si lo deja, quédese sin casar, o de lo contrario que se reconcilie con su marido), y que el marido no abandone a su mujer. 12Pero a los demás digo yo, no el Señor, que si un hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13Y la mujer cuyo marido no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no abandone a su marido. 14Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente ; de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mas ahora son santos. 15Sin embargo, si el que no es creyente se separa, que se separe; en tales casos el hermano o la hermana no están obligados, sino que Dios nos ha llamado para vivir en paz. 16Pues ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O cómo sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer ?
17Fuera de esto, según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande. Y esto ordeno en todas las iglesias. 18¿Fue llamado alguno ya circuncidado? Quédese circuncidado. ¿Fue llamado alguno estando incircuncidado ? No se circuncide. 19La circuncisión nada es, y nada es la incircuncisión, sino el guardar los mandamientos de Dios. 20Cada uno permanezca en la condición en que fue llamado. 21¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; aunque si puedes obtener tu libertad, prefiérelo. 22Porque el que fue llamado por el Señor siendo esclavo, liberto es del Señor ; de la misma manera, el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23Comprados fuisteis por precio ; no os hagáis esclavos de los hombres. 24Hermanos, cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado.
25En cuanto a las doncellas no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi opinión como el que habiendo recibido la misericordia del Señor es digno de confianza. 26Creo, pues, que esto es bueno en vista de la presente aflicción ; es decir, que es bueno que el hombre se quede como está. 27¿Estás unido a mujer? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer. 28Pero si te casas, no has pecado; y si una doncella se casa, no ha pecado. Sin embargo, ellos tendrán problemas en esta vida, y yo os los quiero evitar. 29Mas esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado ; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran; 30y los que lloran, como si no lloraran; y los que se regocijan, como si no se regocijaran; y los que compran, como si no tuvieran nada; 31y los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente ; porque la apariencia de este mundo es pasajera. 32Mas quiero que estéis libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor ; 33pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, 34y sus intereses están divididos. Y la mujer que no está casada y la doncella se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35Y esto digo para vuestro propio beneficio; no para poneros restricción, sino para promover lo que es honesto y para asegurar vuestra constante devoción al Señor.
36Pero si alguno cree que no está obrando correctamente con respecto a su hija virgen, si ella es de edad madura, y si es necesario que así se haga, que haga lo que quiera, no peca; que se case. 37Pero el que está firme en su corazón, y sin presión alguna, y tiene control sobre su propia voluntad, y ha decidido en su corazón conservar soltera a su hija, bien hará. 38Así los dos, el que da en matrimonio a su hija virgen, hace bien; y el que no la da en matrimonio, hace mejor.
Nueva Biblia de las Américas
1En cuanto a las cosas de que me escribieron, bueno es para el hombre no tocar mujer. 2No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. 3Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con el marido. 4La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
5No se priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicarse a la oración. Vuelvan después a juntarse, a fin de que Satanás no los tiente por causa de falta de dominio propio. 6Pero esto lo digo por vía de concesión, no como una orden. 7Sin embargo, yo desearía que todos los hombres fueran como yo. No obstante, cada cual ha recibido de Dios su propio don, unos de una manera y otros de otra.
8A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo. 9Pero si carecen de dominio propio, cásense. Que mejor es casarse que quemarse.
10A los casados instruyo, no yo, sino el Señor: que la mujer no debe dejar al (separarse del) marido. 11Pero si lo deja, quédese sin casar, o de lo contrario que se reconcilie con su marido, y que el marido no abandone a su mujer.
12Pero a los demás digo yo, no el Señor, que si un hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13Y la mujer cuyo marido no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no abandone a su marido. 14Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente. De otra manera sus hijos serían inmundos, pero ahora son santos. 15Sin embargo, si el que no es creyente se separa, que se separe. En tales casos el hermano o la hermana no están obligados (sujetos a servidumbre), sino que Dios nos ha llamado para vivir en paz. 16Pues ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O cómo sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer?
17Fuera de esto, según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande. Esto ordeno en todas las iglesias. 18¿Fue llamado alguno ya circuncidado? Quédese circuncidado. ¿Fue llamado alguien estando incircuncidado? No se circuncide. 19La circuncisión nada es, y nada es la incircuncisión, sino el guardar los mandamientos de Dios. 20Cada uno permanezca en la condición en que fue llamado.
21¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes. Aunque si puedes obtener tu libertad, prefiérelo. 22Porque el que fue llamado por el Señor siendo esclavo, hombre libre es del Señor. De la misma manera, el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23Ustedes fueron comprados por precio. No se hagan esclavos de los hombres. 24Hermanos, cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado.
25En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi opinión como el que habiendo recibido la misericordia del Señor es digno de confianza. 26Creo, pues, que esto es bueno en vista de la presente aflicción; es decir, que es bueno que el hombre se quede como está. 27¿Estás unido a mujer? No procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No busques mujer. 28Y si te casas, no has pecado; y si una virgen se casa, no ha pecado. Sin embargo, ellos tendrán problemas en esta vida, y yo quiero evitárselos.
29Pero esto digo, hermanos: el tiempo ha sido acortado; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como si no la tuvieran; 30los que lloran, como si no lloraran; los que se regocijan, como si no se regocijaran; los que compran, como si no tuvieran nada; 31los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente; porque la apariencia de este mundo es pasajera.
32Sin embargo, quiero que estén libres de preocupación. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor. 33Pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer, 34y sus intereses están divididos. La mujer que no está casada y la virgen se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35Esto digo para su propio beneficio; no para ponerles restricción, sino para promover lo que es honesto y para asegurar su constante devoción al Señor.
36Y si alguien cree que no está obrando correctamente con respecto a su hija virgen, si ella es de edad madura, y si es necesario que así se haga, que haga lo que quiera, no peca; que se case. 37Pero el que está firme en su corazón, y sin presión alguna, y tiene control sobre su propia voluntad, y ha decidido en su corazón conservar virgen a su hija, bien hará. 38Así los dos, el que da en matrimonio a su hija virgen, hace bien; y el que no la da en matrimonio, hace mejor.
Nueva Versión Internacional
1Paso ahora a los asuntos que me plantearon por escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales». 2Pero, en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. 3El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. 4La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. 5No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio. 6Ahora bien, esto lo digo como una concesión y no como una orden. 7En realidad, preferiría que todos fueran como yo. No obstante, cada uno tiene de Dios su propio don: este posee uno; aquel, otro.
8A los solteros y a las viudas les digo que sería mejor que se quedaran como yo. 9Pero, si no pueden dominarse, que se casen, porque es preferible casarse que quemarse de pasión.
10A los casados les doy la siguiente orden (no yo, sino el Señor): que la mujer no se separe de su esposo. 11Sin embargo, si se separa, que no se vuelva a casar; de lo contrario, que se reconcilie con su esposo. Así mismo, que el hombre no se divorcie de su esposa.
12A los demás les digo yo (no es mandamiento del Señor): Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, que no se divorcie de ella. 13Y, si una mujer tiene un esposo que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, que no se divorcie de él. 14Porque el esposo no creyente ha sido santificado por la unión con su esposa, y la esposa no creyente ha sido santificada por la unión con su esposo creyente. Si así no fuera, sus hijos serían impuros, mientras que, de hecho, son santos.
15Sin embargo, si el cónyuge no creyente decide separarse, no se lo impidan. En tales circunstancias, el cónyuge creyente queda sin obligación; Dios nos ha llamado a vivir en paz. 16¿Cómo sabes tú, mujer, si acaso salvarás a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, hombre, si acaso salvarás a tu esposa?
17En cualquier caso, cada uno debe vivir conforme a la condición que el Señor le asignó y a la cual Dios lo ha llamado. Esta es la norma que establezco en todas las iglesias. 18¿Fue llamado alguno estando ya circuncidado? Que no disimule su condición. ¿Fue llamado alguno sin estar circuncidado? Que no se circuncide. 19Para nada cuenta estar o no estar circuncidado; lo que importa es cumplir los mandatos de Dios. 20Que cada uno permanezca en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó. 21¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes, aunque, si tienes la oportunidad de conseguir tu libertad, aprovéchala. 22Porque el que era esclavo cuando el Señor lo llamó es un liberto del Señor; del mismo modo, el que era libre cuando fue llamado es un esclavo de Cristo. 23Ustedes fueron comprados por un precio; no se vuelvan esclavos de nadie. 24Hermanos, cada uno permanezca ante Dios en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó.
25En cuanto a las personas solteras, no tengo ningún mandato del Señor, pero doy mi opinión como quien por la misericordia del Señor es digno de confianza. 26Pienso que, a causa de la crisis actual, es bueno que cada persona se quede como está. 27¿Estás casado? No procures divorciarte. ¿Estás soltero? No busques esposa. 28Pero, si te casas, no pecas; y, si una joven se casa, tampoco comete pecado. Sin embargo, los que se casan tendrán que pasar por muchos aprietos, y yo quiero evitárselos.
29Lo que quiero decir, hermanos, es que nos queda poco tiempo. De aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran; 30los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran algo, como si no lo poseyeran; 31los que disfrutan de las cosas de este mundo, como si no disfrutaran de ellas; porque este mundo, en su forma actual, está por desaparecer.
32Yo preferiría que estuvieran libres de preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarlo. 33Pero el casado se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposa; 34sus intereses están divididos. La mujer no casada, lo mismo que la joven soltera, se preocupa de las cosas del Señor; se afana por consagrarse al Señor tanto en cuerpo como en espíritu. Pero la casada se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposo. 35Les digo esto por su propio bien, no para ponerles restricciones, sino para que vivan con decoro y plenamente dedicados al Señor.
36Si alguno piensa que no está tratando a su prometida como es debido, y ella ha llegado ya a su madurez, por lo cual él se siente obligado a casarse, que lo haga. Con eso no peca; que se casen. 37Pero el que se mantiene firme en su propósito, y no está dominado por sus impulsos, sino que domina su propia voluntad, y ha resuelto no casarse con su prometida, también hace bien. 38De modo que el que se casa con su prometida hace bien, pero el que no se casa hace mejor.
Reina-Valera 1960
1En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; 2pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. 3El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. 4La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. 6Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. 7Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
8Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; 9pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
10Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; 11y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
12Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. 14Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. 15Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. 16Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?
17Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. 18¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. 19La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. 20Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. 21¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. 22Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 24Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.
25En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. 26Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está. 27¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte. 28Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar. 29Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.
32Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; 33pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. 34Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
36Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case. 37Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace. 38De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor.
Biblia del Jubileo
1En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bien es al hombre no tocar mujer. 2Mas por evitar las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido. 3El marido pague a la mujer la debida benevolencia; y asimismo la mujer al marido. 4La mujer no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido; e igualmente tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os defraudéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en ayuno y oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. 6Mas esto digo por permisión, no por mandamiento. 7Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios; uno a la verdad así, y otro así. 8Digo, pues, a los por casar y a los viudos, que bueno les es si se quedaren como yo. 9Y si no tienen don de continencia, cásense; que mejor es casarse que quemarse. 10Mas a los que están juntos en matrimonio, denuncio, no yo, sino el Señor; Que la mujer no se aparte del marido; 11y si se apartare, que se quede sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no despida a su mujer. 12Y a los demás yo digo, no el Señor: si algún hermano tiene mujer incrédula, y ella consiente para habitar con él, no la despida. 13Y la mujer que tiene marido incrédulo, y él consiente para habitar con ella, no lo deje. 14Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer (fiel), y la mujer incrédula en el marido (fiel); de otra manera ciertamente vuestros hijos serían inmundos; pero ahora son santos. 15Pero si el incrédulo se aparta, apártese; que el hermano o la hermana no está sujeto a servidumbre en semejante caso; antes a paz nos llamó Dios. 16Porque ¿de dónde sabes, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? 17Sino que cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así ande; y así ordeno en todas las Iglesias. 18¿Es llamado alguno circuncidado? Quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircuncidado? Que no se circuncide. 19La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino la observancia de los mandamientos de Dios. 20Cada uno en la vocación en que fue llamado, en ella se quede. 21¿Eres llamado siendo siervo? No te dé cuidado; mas también si puedes hacerte libre, procúralo más. 22Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor; asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es del Cristo. 23Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres. 24Cada uno, hermanos, en lo que fue llamado, en esto se quede para con Dios. 25Pero de las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como hombre que ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. 26Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia, por lo cual bueno es al hombre estarse así: 27¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estáis suelto de mujer? No procures mujer. 28Mas también si tomares mujer, no pecaste; y si la virgen se casare, no pecó; pero aflicción de carne tendrán los tales; mas yo os dejo. 29Pero esto digo, hermanos, que el tiempo es corto; para los demás es, que los que tienen mujer sean como los que no la tienen, 30y los que lloran, como los que no lloran; y los que regocijan, como los que no regocijan; y los que compran, como los que no poseen; 31y los que usan de este mundo, como los que no lo usan como si fuera propio; porque la apariencia de este mundo se pasa. 32Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor; 33pero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su mujer. 34Hay diferencia entre la mujer casada y la virgen, La mujer no casada tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu; mas la casada tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su marido. 35Esto, sin embargo, digo para vuestro provecho; no para echaros lazo, sino para lo honorable, y para que sin impedimento os sirváis al Señor. 36Mas, si a alguno parece cosa fea en su hija, que pase ya de edad, y que así conviene que se haga, haga lo que quisiere, no peca; cásese. 37Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad, sino que tiene libertad de su voluntad, y determinó en su corazón esto, el guardar su hija, bien hace. 38Así que, el que la da en casamiento, bien hace; y el que no la da en casamiento, hace mejor. 39La mujer casada está atada a la ley, mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es; cásese con quien quisiere, con tal que sea en el Señor. 40Pero más bienaventurada será si se quedare así, según mi consejo; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.