¿Qué significa 1 Corintios 12:22?
¿Hay trabajos que no tienen importancia en la iglesia? ¿Hay personas con dones espirituales que realmente no importan? Pablo ha escrito que pensar tal cosa no tiene sentido alguno, tal y como no tendría sentido que un ojo pensara que no necesita a la mano.De hecho, Pablo ahora añade que justo lo contrario es cierto. Las partes del cuerpo humano que parecen ser más débiles, las menos importantes, las que la gente no ve, esas son las partes sin las que realmente podríamos vivir. Es fácil que pasemos por alto la sutileza y el poder de esta analogía. Considere los órganos internos en los que rara vez pensamos. Si un pulmón o un páncreas o una sección de tres metros de los intestinos desapareciera repentinamente, el cuerpo reconocería instantáneamente lo indispensable que era esa parte. En realidad, perder un dedo, aunque sea una parte visible del cuerpo, no es tan grave como perder un riñón, un órgano del que la mayoría de la gente no piensa hasta que comienza a tener problemas que se relacionen con su malfuncionamiento.
De la misma manera, las funciones más esenciales en la iglesia a menudo las llevan a cabo los cristianos que han sido dotados por el Espíritu Santo que no llaman mucho la atención sobre sí mismos. De nuevo, hay una sutileza en esta analogía que necesitamos analizar con detenimiento. Un cuerpo podría sobrevivir mejor si perdiera los miembros "que son visibles", como los ojos y los dedos, que si perdiera los miembros que no se ven, tales como los pulmones y los órganos. La iglesia cristiana, en verdad, "necesita" a los miembros más profundos y esenciales, aquellos y aquellas que desempeñan sus funciones y no podrían ser eficaces de otra manera.
1 Corintios 12:12–31 continúa con la enseñanza de Pablo sobre los dones espirituales, los cuales deben cooperar para fortalecer la voluntad de Dios en la iglesia. La iglesia cristiana es como un cuerpo humano. Es un organismo individual formado por muchas partes diferentes que cumplen una amplia variedad de funciones. Todas esas funciones son importantes en igual medida. Por lo tanto, nadie puede decidir que no le gusta su don o el papel que está desempeñando en la iglesia, ni tampoco puede renunciar a ellos. El cuerpo necesita que cada miembro haga su parte para funcionar correctamente. Debemos respetarnos y valorarnos los unos a los otros en la iglesia, porque su funcionamiento depende ello.
Pablo comienza a responder a otra pregunta que los corintios le habían hecho en su carta: ¿qué son los dones espirituales? ¿Quién los recibe? ¿y para qué sirven? Pablo dice que los dones espirituales no causan que los creyentes sean espirituales, sino que es el Espíritu de Dios que habita en ellos lo que les hace ser espirituales. Además, el Espíritu nos da uno o más dones espirituales a cada uno de nosotros para que los usemos para servir en la iglesia. La iglesia es como un cuerpo, en el que cada parte es necesaria, y todas las partes existen para servirse las unas a las otras. Por lo tanto, todo creyente debe descubrir qué dones ha recibido del Espíritu y valorar la función que puede cumplir con ellos dentro del cuerpo de Cristo.