¿Qué significa 2 Timoteo 2:5?

En este versículo, Pablo cambia de analogía, y pasa de hablar de una soldado a hablar de un atleta. Los atletas, tanto los aficionados como los profesionales, ya existían incluso antes de los tiempos del Nuevo Testamento. El atletismo era especialmente popular en los antiguos juegos olímpicos griegos. Los ganadores recibían una corona de olivo de un árbol sagrado que estaba situado cerca del templo de Zeus en Olimpia.

Cuando un atleta infringía las reglas de la competición no podía ser coronado. En la antigüedad, al igual que en la actualidad, existían reglas tanto para la competición como para el entrenamiento. En los antiguos juegos olímpicos, los atletas tenían que jurar ante la estatua de Zeus que habían entrenado estrictamente durante 10 meses antes del evento deportivo en el que estaban a punto de participar. De manera similar, los atletas de élite en la actualidad dedican toda su vida al entrenamiento y la competición. Sin embargo, los atletas pueden ser descalificados si infringen una regla importante e incluso se les pueden quitar medallas o algunos de los premios que ya han ganado si se descubre que han cometido alguna infracción. Los cristianos también deben aferrarse a las verdades de Dios en sus vidas para poder ser recompensados una vez lleguen al cielo. Aquí no se está hablando de la salvación (Efesios 2:8–9), sino de las recompensas celestiales que recibiremos en el cielo.