Verso
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2 Tesalonicenses 3:17

LBLA Yo, Pablo, escribo este saludo con mi propia mano, y ésta es una señal distintiva en todas mis cartas; así escribo yo.
NBLA Yo, Pablo, escribo este saludo con mi propia mano, y ésta es una señal distintiva en todas mis cartas; así escribo yo.
NVI Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Esta es la señal distintiva de todas mis cartas; así escribo yo.
RV1960 La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo.
JBS Salud de mi mano, Pablo, que es signo en todas mis cartas: así escribo.

¿Qué significa 2 Tesalonicenses 3:17?

Basándonos en lo que dice este versículo y algunos otros, quizás podemos llegar a la conclusión de que ciertos falsos maestros habían estado enviándole cartas a la iglesia de Tesalónica falsificando la firma del apóstol Pablo. Por ejemplo, en algunas de las otras cartas de Pablo, Pablo habla sobre las falsas enseñanzas de estos maestros (Romanos 3:8), y también se para a escribir que él era el que estaba escribiendo un pasaje específico dentro de la carta (Colosenses 4:18; Filemón 1:19). Para asegurarles a los tesalonicenses que él había sido quien había escrito esta carta, Pablo la firmó; quizás la caligrafía de Pablo podría haber tenido un estilo distintivo que todos los que lo conocían habrían reconocido al instante (Gálatas 6:11).

Pablo también incluyó su firma en otras cartas del Nuevo Testamento, como Gálatas 6:11, 1 Corintios 16:21 y Colosenses 4:18. Algunos eruditos creen que Pablo padecía una dolencia o una lesión en los ojos; es posible que el grupo de personas que lo apedreó en Listra le causara esta dolencia (Hechos 14:19). Otros creen que Pablo pudo haber contraído una grave enfermedad ocular en las tierras bajas de Galacia, donde las enfermedades oculares eran bastante comunes. 2 Corintios 12:7 habla sobre el infame "aguijón… en la carne" de Pablo, del que algunos piensan que pudo haber sido un problema de vista.

A veces, Pablo le dictaba sus cartas a un compañero de confianza, pero añadía una serie de frases al final escritas de su puño y letra, lo cual era algo común en la antigüedad. Los amanuenses eran personas que escribían las cartas que les dictaban sus autores. Un ejemplo de esto se encuentra en Romanos 16:22. Los tesalonicenses probablemente se habrían alegrado mucho al ver la firma de Pablo al final de su carta.
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