¿Qué significa 2 Tesalonicenses 3:15?
En el versículo anterior, Pablo dijo que las personas que dicen ser cristianos, pero son perezosos, deben ser disciplinados por el resto de los creyentes. La principal intención de esto, tal y como ocurre con todas las instrucciones del Nuevo Testamento, es animar a esas personas a que se arrepientan y puedan ser restauradas en la comunidad cristiana (Gálatas 6:1).Aquí, Pablo habla sobre la importancia de ser compasivos mientras se ponen en práctica procesos como el de separarse de una persona que está siendo difícil y no quiere admitirlo. Pablo anima a sus lectores a que no vean a esa persona como si fuera su enemigo. Más bien, deberían considerarlo como a un hermano y pensar que estas acciones son una manera cariñosa de corregirlo. Entonces, separarse de una persona así es suficiente. Por tanto, no hay necesidad de tratarlo como si fuera un enemigo del que debían olvidarse por completo.
Es importante darse cuenta de que este pasaje, combinado con 1 Corintios 5 y Mateo 18:15–20, nos permite enfrentarnos al pecado de diferentes maneras dentro de una congregación. Al parecer, cuanto más grave es el pecado, más debería insistir la iglesia en separarse de estas personas hasta que el ofensor se arrepienta. Todo esto, sin embargo, debe hacerse con amor y cariño, ¡para que esa persona pueda restaurarse de su pecado!
Cuando un cristiano debe ser disciplinado por la iglesia, la iglesia puede cometer dos errores: pasar por alto el error y no tomar ninguna medida al respecto, o puede ir demasiado lejos y llegar a tratar a la persona que está pecando como si fuera un enemigo, hablando duramente de él y expulsándolo completamente de la iglesia. Debido a que los creyentes son hermanos de la misma familia, debemos tratarnos los unos a los otros con compasión, y también a las personas que cometen este tipo de pecados. Debemos afrontar los pecados de las personas con amor, paciencia y gracia para ayudarlo a arrepentirse y para volver a poder pasar tiempo con la familia de Dios en la Tierra, sus compañeros creyentes. Si bien es muy importante que las iglesias sean un ejemplo frente al mundo para que el mundo vea la bondad de Dios a través de ellas (1 Pedro 2:12), hacerles daño a las personas que están pasándolo mal debido al pecado tampoco tiene ningún sentido.