¿Qué significa 2 Pedro 3:12?
Aquí, Pedro completa un pensamiento que inició en el versículo 11. Pedro hizo una pregunta muy directa y locuaz: puesto que Dios va a juzgar la Tierra muy pronto y todo será destruido por el fuego, ¿cómo deberían vivir los cristianos en estos momentos antes de que llegue ese juicio? Los falsos maestros hacían la pregunta opuesta: dado que (supuestamente) no habrá ningún juicio, ¿por qué no deberíamos pecar? Para los falsos maestros, los cristianos tenían la libertad de entregarse a todo tipo de inmoralidades sexuales.Pedro insiste en que el juicio de Dios vendrá un día, y Dios lo destruirá todo. Al saber que esto es cierto, deberíamos cambiar la forma en que elegimos vivir ahora. En el versículo 11, Pedro dijo que debemos llevar una vida santa y piadosa, y ahora termina la frase diciendo que debemos vivir de esta manera mientras esperamos la llegada del juicio de Dios. En realidad, tiene mucho sentido que tengamos ganas de que regrese Cristo, y eso no quiere decir que estemos deseando que el fuego lo destruya todo, sino que anhelamos que Cristo venga y arregle todas las cosas. Anhelamos que se haga justicia, y anhelamos que todos vean Su gloria.
En la RV1960, Pedro dice que los cristianos estaban esperando y "apresurándose" para la venida de Dios. Pedro dice que debemos llevar una vida santa usando la palabra griega speudontas, que puede significar "rápidamente", "apresurarnos" o "acelerar". Sin embargo, la misma palabra también puede significar "algo que se desea profundamente". En realidad, no podemos entender este versículo como si nos estuviera diciendo que haya algo que podamos hacer para que ese día llegue más rápido. Después de todo, el tiempo de Dios no es el nuestro. Sin embargo, en cierto sentido, el momento perfecto de Dios para el regreso de Cristo y el juicio posterior se conecta con el estilo de vida santo de Su pueblo. Pedro quiere que nos motivemos al reflexionar en esta verdad.
El versículo concluye reafirmando lo que Pedro escribió en el versículo 10: El día del Señor traerá la destrucción de los cielos (es decir, el cielo, no el cielo de Dios) a través del fuego. Los elementos o cuerpos celestes se derretirán, y todo será destruido (v. 11).