¿Qué significa 2 Pedro capitulo 1?
Pedro pareció haberle escrito esta carta al mismo grupo de personas al que también le escribió 1 Pedro: cristianos que habían sido dispersados debido a todas las persecuciones que estaban sufriendo. Sin duda, 2 Pedro se dirige a los creyentes, pero el enfoque de esta carta en particular no es la persecución en sí, tal y como ocurrió con 1 Pedro. En cambio, Pedro comienza abordando un tema que sigue siendo un foco de atención para la iglesia incluso en la actualidad: si los creyentes seremos o no siervos productivos y eficaces de Dios a través del conocimiento que adquirimos de Él y sobre Él.Pedro comienza diciendo que a ningún cristiano —cualquier persona que conoce Dios a través de la fe en Jesús— le falta nada para poder llevar la vida basada en la bondad de Dios que Él quiere que vivamos. A través de la gracia de Dios, todas las personas que confían en Cristo se asocian con la naturaleza y el propósito de Dios. Los creyentes son liberados de la corrupción del mundo que viene causada por los deseos pecaminosos que todos llevamos dentro. En otras palabras, Dios nos equipa totalmente para cumplir Su voluntad. Por tanto, ninguno de nosotros podrá poner la excusa de que no teníamos lo suficiente como para continuar Su misión aquí en la Tierra.
¿Y cuál es esa misión? Pedro dice que debemos esforzarnos por añadirle un conjunto muy específico de cualidades cristianas a la fe que los creyentes ya tienen. Todo esto comienza con la bondad—la virtud o la "excelencia moral"—de Jesús. Estas cualidades también incluyen el conocimiento, el dominio propio, la perseverancia, la piedad, la bondad fraternal y el amor. Si tenemos estas cualidades cristianas y continuamos abundando (o creciendo) en ellas, entonces estaremos llevando la vida que Dios mismo quiere que vivamos. Específicamente, estaremos siendo eficaces y productivos de acuerdo con el conocimiento de Jesús que hemos recibido.
Si no alcanzamos estas cualidades, seguiremos siendo hijos de Dios mediante la fe en Cristo. Nuestra salvación eterna no se compra ni se mantiene gracias a nuestros propios esfuerzos. Sin embargo, si no le añadimos estas cualidades a nuestra fe, desperdiciaremos el conocimiento de Jesús, y nos convertiremos en servidores ineficaces e improductivos. De hecho, ese tipo de actitud podría hacer que nos pareciéramos mucho a los incrédulos, quienes son espiritualmente ciegos. Peor aún, cuando no logramos vivir la vida que Dios quiere que vivamos, comenzamos a olvidarnos de las cosas que verdaderamente importan. Específicamente, nos olvidamos de que una vez ya fuimos limpiados de los pecados que de nuevo pueden volver a dominarnos, y lo que es peor aún, nos olvidamos de quiénes somos en Cristo.
Pedro nos anima a demostrar la realidad del lugar que hemos alcanzado en la familia de Dios, y podemos hacer esto poniendo en práctica con entusiasmo todas estas cualidades en nuestras vidas mientras esperamos el día en que Jesús nos dé una calurosa bienvenida a Su reino. Pedro sabía que sus lectores ya eran conscientes de todo esto, pero quería seguir recordándoselo para que siguieran conectando lo que sabían en Cristo con su forma de vivir. Pedro los estaba preparando para seguir adelante después de su muerte, la cual llegaría muy pronto.
Pedro también les recuerda que Jesús mismo le dijo que iba a morir. Sin embargo, Jesús también permitió que Pedro viera la transfiguración: el momento en que Jesús se reveló en Su gloria y la voz del Padre declaró que Jesús era Su Hijo. Según Pedro, el testimonio personal de ese evento confirma todas las profecías que se hicieron sobre el Mesías, incluido Su regreso como Juez y Rey del mundo.