Verso
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1 Pedro 5:6

LBLA Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El os exalte a su debido tiempo,
NBLA Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El los exalte a su debido tiempo,
NVI Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo.
RV1960 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
JBS Humillaos pues debajo de la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo,

¿Qué significa 1 Pedro 5:6?

Todos anhelamos ser glorificados, y también anhelamos saber que somos importantes y que los demás también lo sepan. En realidad, ese deseo no tiene por qué ser necesariamente algo malo. Todos los deseos humanos naturales tienen algún propósito legítimo con el potencial de honrar a Dios, y Dios siempre nos da un medio para expresar esos deseos adecuadamente. En este caso, estamos hechos a imagen de Dios y Él ha inculcado en nosotros el deseo de ser exaltados. La clave para entender lo que la Biblia dice sobre la gloria es prestar mucha atención a lo que Dios dice acerca de cómo debemos buscarla. La Biblia dice que no podemos hacer nada para alcanzarla y que el único medio para hacerlo es confiar en Dios, quien nos exaltará en el momento y el lugar correctos cuando Él lo considere oportuno. Dios es un buen Padre que nos ama, y Él se encargará de glorificarnos en el momento oportuno.

Jesús nos mostró cómo funciona este proceso. Filipenses 2 nos recuerda que Jesús es Dios y, sin embargo, cuando vino a la Tierra, dejó toda Su divinidad en el cielo y se convirtió en el siervo de todos. Luego, en el momento adecuado, el Padre elevó a Jesús a la posición más alta del universo. Pedro habla de esa idea en este versículo y en el siguiente. ¿Por qué tenemos tanto miedo de revestirnos de humildad los unos a los otros? ¿Por qué nos molesta tanto la idea de someternos a otras personas? Porque nos da miedo que nuestra vida pierda valor, que pasemos desapercibidos, que nos convirtamos en nada.

Tal y como se usa en las Escrituras, la "humildad" no se refiere a ningún tipo de debilidad ni odio a uno mismo, sino a la capacidad de saber quiénes somos en relación con Dios. La humildad se refiere a la capacidad de saber controlar las fuerzas que Dios nos ha dado. Tal y como dijo C.S. Lewis: "la humildad no es pensar que no valemos nada, sino pensar menos en nosotros mismos".

Pedro nos recuerda que, al ser humildes ante los ancianos de iglesia, en realidad estamos sometiéndonos a la voluntad de Dios. Cuando llegue el momento apropiado, Dios nos exaltará, ya sea aquí o en la vida venidera, o incluso en ambas ocasiones hasta cierto punto. Nuestra voluntad de servir a los demás y dejar nuestro orgullo atrás no quiere decir que hemos descubierto que no valemos nada, sino que nuestra humildad demuestra que podemos confiar en que nuestro Dios, que es Todopoderoso, nos glorificará y satisfará los anhelos de nuestro corazón cuando llegue el momento oportuno.
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