Verso
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1 Pedro 5:2

LBLA pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo;
NBLA pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero (no por ganancias deshonestas), sino con sincero deseo;
NVI cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere.
RV1960 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;
JBS Apacentad la manada de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia vergonzosa; sino con ánimo pronto;

¿Qué significa 1 Pedro 5:2?

En el capítulo 21 del evangelio de Juan, hay un momento significativo y desgarrador que ocurrió entre Jesús y Pedro después de que Cristo resucitara de entre los muertos. Antes de la crucifixión de Jesús, Pedro negó conocer a Cristo tres veces, algo que le causó mucho dolor (Marcos 14:72). Según Juan, Jesús entonces le preguntó tres veces a Pedro si lo amaba. En cada una de esas tres ocasiones, Pedro dijo que amaba a Jesús, e incluso se sintió ofendido por Sus preguntas. En cada una de Sus respuestas, Jesús le dijo a Pedro que alimentara o cuidara las ovejas de Jesús. Por tanto, pastorear el rebaño de Dios se convirtió en la misión que Dios tenía para Pedro en este lado de la eternidad. Este momento no solo nos muestra que Pedro negó a Cristo tres veces, sino que al mismo tiempo también nos muestra que aun así Jesús lo aceptó como uno de Sus apóstoles.

En estos versículos, Pedro comparte esa misma misión con los ancianos de las iglesias locales que iban a recibir su carta. En este pasaje, Pedro nos describe la manera en que los ancianos deben liderar y guiar a sus iglesias.

Lo primero que un anciano debe saber es que la comunidad de creyentes le pertenece a Dios, no a sus líderes humanos. Un anciano no es el dueño del rebaño, sino Dios. Los ancianos ayudan a Dios a guiar a Su pueblo, porque Dios los ama y todos ellos le pertenecen.

En segundo lugar, los ancianos deben supervisar al pueblo de Dios. La palabra griega aquí es episkopountes, que literalmente significa "supervisar" o "cuidar diligentemente". En otras palabras, el papel de un anciano es en gran medida el de un "supervisor", alguien que vigila y atiende las necesidades de la congregación. Por tanto, los ancianos deben tomar conciencia de lo que sucede en la vida de los creyentes para ayudarlos y guiarlos.

En tercer lugar, nadie debería asumir este papel simplemente para satisfacer las expectativas de los demás. Dios desea que los ancianos quieran ser ancianos libremente. Una persona que se vea obligada a asumir un puesto de liderazgo espiritual nunca podrá servir a Dios tal y como Dios desea que lo haga.

Finalmente, un anciano debe estar deseoso de servir, y no pueden verse motivados por el dinero, el poder o el control, ya que de esta manera se evita que los líderes de la iglesia sean propensos a ser deshonestos, a la malversación o a cualquier otro tipo de manipulación.
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