Capítulo
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Marcos 4:23

LBLA Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.
NBLA Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.”
NVI El que tenga oídos para oír, que oiga.
RV1960 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
JBS Si alguno tiene oídos para oír, oiga.

¿Qué significa Marcos 4:23?

Este versículo es un resumen del capítulo 4 de Marcos, una exhortación a prestar atención a las palabras de Jesús y a esforzarse por comprender lo que Jesús está enseñando. También se usa en Marcos 4:3 cuando dice: "¡Fíjense!" Marcos 4:9 hace una cita casi directa; y Marcos 4:24–25 expone la frase.

Los discípulos que le piden a Jesús que aclare Sus parábolas (Marcos 4:10, 34) son la "buena tierra" de la parábola del sembrador (Marcos 4:8, 20); quienes eligen quedarse cerca de Jesús y preguntarle las verdades más profundas de las parábolas que les está enseñando a la multitud. A cambio, Jesús los elige para recibir entrenamiento más avanzado (Marcos 3:13–19) para que puedan difundir Su mensaje (Marcos 6:7–13).

La palabra "oídos" viene de la raíz griega ous, la cual literalmente se refiere a los órganos físicos que se sitúan a un lado de la cabeza; sin embargo, metafóricamente, se refiere a la capacidad espiritual de comprender lo que se enseña. "Oír" proviene de la palabra raíz griega akouo. De manera similar a ous, la definición simple se refiere al hecho de "no ser sordo", pero también significa "atender y percibir lo que se dice".

Tener "oídos para oír" no se limita solo para las personas bien educadas, inteligentes o incluso sabias. Los fariseos entienden la obra de Dios en Israel mejor que nadie, pero aún no se toman el tiempo para contemplar las implicaciones de la enseñanza de Jesús. Por el contrario, a medida que se extiende el evangelio, los discípulos se darán cuenta de que la expresión "todo aquel" incluye a los samaritanos, a los romanos, a los etíopes, y a cualquier gentil que esté dispuesto a escuchar (Romanos 1:16–17).

La verdadera comprensión de las Escrituras se obtiene solo a través del Espíritu Santo (1 Corintios 2:10–13), pero cada uno de nosotros sí que tiene algo que decir sobre hasta donde llegará nuestra propia compresión de las Escrituras (Marcos 4:24–25, 33). El conocimiento crece gracias al conocimiento, y la comprensión está estrechamente asociada con la obediencia (Juan 5:39–40; 7:17). Si nos encontramos en una temporada en la que no podemos entender la Biblia, puede ser que hayamos rechazado lo que Dios nos ha enseñado anteriormente, y no volveremos a entenderla hasta que no hayamos aceptado el mensaje anterior. Escuchar y comprender implica un cambio radical de carácter. Dios no está interesado en que seamos académicos que entienden la Biblia a la perfección, sino que seamos personas que pongamos en práctica todo lo que aprendemos de ella.
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