¿Qué significa Marcos 1:42?

En Cafarnaún, la reputación de Jesús como maestro fue rápidamente reemplazada por Su fama como sanador. En lugar de quedarse asombrados ante Sus palabras (Marcos 1:22), la gente lo inundó con peticiones de sanidad (Marcos 1:32–34). La respuesta de Jesús fue irse para poder enseñar en otros lugares. Sin embargo, incluso mientras está de viaje, un hombre con lepra lo encuentra y le pide curación.

El proceso de diagnóstico y la declaración de la curación de la lepra en Levítico 13–14 son bastante duros. Los sacerdotes tenían que ser expertos en diferentes tipos de dolencias de la piel y ser capaces de reconocer cuál de ellas podrían considerarse como casos de lepra. El hombre con lepra se sana "en cuanto" Jesús habla. En esta situación no parece haber un proceso curativo, tal y como lo vemos con Naamán (2 Reyes 5), ni tampoco hay un período de espera ni necesidad de medicación. Jesús cura al hombre instantáneamente. Este milagro solo puede atribuírsele a la obra de Jesús.

Esta misma curación instantánea ocurre cuando aceptamos a Cristo como nuestro salvador; todavía podemos tener dolencias físicas y luchar con el pecado a medida que crecemos en nuestro caminar cristiano, pero espiritualmente, se nos sana de inmediato; no se requiere nada más: bautismo, clases, donaciones o incluso proclamaciones públicas. Dios ve nuestro deseo de ser dignos de adorarlo y estar en Su presencia, y él responde en consecuencia. Por lo tanto, no había nada que el hombre con lepra pudiera haber hecho para ser purificado física y espiritualmente, excepto pedírselo a Jesús. Por lo tanto, todo esto se aplica a nuestras vidas también.