¿Qué significa 1 Timoteo 6:5?
Durante los versículos 4 y 5, Pablo comparte nueve rasgos personales que son característicos de los falsos maestros. Los primeros siete se encuentran en el versículo anterior: la arrogancia, la terquedad, las riñas, la envidia, la discordia, la calumnia y la sospecha. Los dos últimos defectos se encuentran en este versículo.Pablo describe uno de estos rasgos finales utilizando una palabra griega única: diaparatribai, la cual se traduce de diversas formas: "fricción", "disputa constante", "disputas perversas" o "disputas necias". En español, la palabra "diatriba" significa atacar con odio alguien usando nuestras palabras. Esto es exactamente lo opuesto a lo que el autor de Hebreos comparte en Hebreos 10:25. Los falsos maestros se equivocan en su forma de pensar, en las conclusiones que sacan sobre la verdad y en la forma en que interactúan con los demás, quienes pueden o no estar de acuerdo con ellos.
El último defecto de carácter que se asocia con los falsos maestros es la manera que tienen de ver y entender la espiritualidad, ya que piensan que la espiritualidad es una mera herramienta para obtener éxitos materiales. Los falsos maestros quieren ser líderes únicamente para ganar mucho dinero. Pablo acaba de dejar claro que las personas que sirven en la iglesia, los maestros y líderes, deben ser recompensados por su trabajo (1 Timoteo 5:17–18), ya que así pueden centrarse mucho más en las necesidades de la familia de la iglesia. Sin embargo, esto solo se les aplica a las personas que sirven con humildad, sinceridad y con la intención de honrar a Dios.
En cambio, los falsos maestros ven la espiritualidad como si fuera una empresa comercial o una herramienta para ganar dinero. En esa época, estos falsos maestros seguramente se aprovechaban de la hospitalidad de los cristianos, de sus casas y de su dinero. De hecho, hay otros autores del Nuevo Testamento que dicen lo mismo, como Juan: "si alguno se les acerca, y no trae esta doctrina, no lo reciban en su casa, y ni siquiera le deseen que tenga paz. Porque quien le desea la paz participa en sus malas obras". (2 Juan 1:10–11). Por tanto, si apoyamos los esfuerzos de los falsos maestros, nos convertimos en cómplices de sus falsedades.