Verso
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1 Pedro 4:11

LBLA El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios ; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
NBLA El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve (que ministra), que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
NVI El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mismas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
RV1960 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
JBS Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme a la virtud que Dios suministra; para que en todas las cosas sea Dios glorificado por Jesús el Cristo, al cual es gloria e imperio para siempre jamás. Amén.

¿Qué significa 1 Pedro 4:11?

En este pasaje, Pedro nos está enseñando la manera en que los cristianos deben amarse los unos a los otros "intensamente" (1 Pedro 4:8). Pedro dijo que debemos ser hospitalarios sin quejarnos. Los creyentes debemos ver todo lo que tenemos como lo que es, un regalo de Dios, y debemos estar disponibles para servirnos los unos a los otros. En este versículo, Pedro dice que estos dones van más allá de la comida, el hogar y el dinero… estos dones también son las palabras que usamos y la manera en que servimos a los demás.

Al igual que nuestras posesiones materiales, la habilidad de hablar y servirnos los unos a los otros también vienen de la gracia de Dios. Pedro dice que hagamos todo esto en nombre de Dios, con la fuerza de Dios y para la gloria de Dios. En otras palabras, debido a que Dios nos ha apartado para cumplir Sus propósitos, debemos cumplir Su voluntad, la cual es que nos sirvamos los unos a los otros.

Por tanto, cuando nos animamos los unos a los otros, estamos compartiendo la palabra de Dios. Cuando sacrificamos tiempo y energía para satisfacer las necesidades de los demás, estamos usando la fuerza de Dios, y todo lo que hacemos glorifica a Dios porque todo viene de Él en última instancia. Debemos vivir nuestras vidas (nuestros talentos, nuestro dinero, hogares y la ayuda que recibimos) tratando de cumplir Sus propósitos con el fin de glorificarlo.

Pedro concluye esta sección recordándonos que Dios es quien se merece todo la gloria y dominio (o poder) por los siglos de los siglos y, de hecho, un día la recibirá. Al centrarnos en glorificar a Dios a través de nuestras vidas, estamos poniendo en práctica el propósito para el que el universo mismo fue creado.
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