¿Qué significa 1 Juan 3:6?
En este breve versículo se revelan dos verdades importantes. Primero, Juan ya hablado de quiénes son las personas que "permanecen" en Dios: los creyentes que caminan en comunión con Jesucristo. Aquí, Juan añade que no hay nadie que siga pecando continuamente después de tener una relación con Cristo. La interpretación más común de este pasaje es que una persona que peca continua o repetidamente es un incrédulo, mientras que un creyente puede pecar, pero solo en ciertas ocasiones, ya que el contexto específico de este pasaje son las consecuencias que surgen de tener una relación con Cristo. La verdadera comunión con Cristo no puede llevarnos hacia el pecado. Con esto, Juan está defendiéndose ante las personas que afirmaban que el evangelio nos permite tener una excusa para hacer el mal.El contexto general de este pasaje, y del resto de las Escrituras, es que los creyentes deben experimentar un cambio radical en sus vidas, la "santificación", un proceso de cambio continuo que nunca deja de ocurrir. Por tanto, la vida de un creyente debe ser notablemente diferente a la de un incrédulo. Por supuesto, cuánto crece una persona en su relación con Cristo depende de él o de ella, y por eso la falta de madurez espiritual no prueba que una persona no haya alcanzado la salvación.
Sin embargo, las personas que no cambian, que no muestran ningún tipo de cambio con respecto a su vida anterior y no se les puede distinguir con el mundo incrédulo, demuestran que no han conocido a Jesús. Aunque cada creyente es una obra en progreso, la vida de los creyentes debe cambiar poco a poco mientras intentan parecerse a Cristo más y más en sus vidas. Si la vida de una persona no es diferente a la de un no creyente, entonces no podemos estar seguros de si esa persona es un verdadero creyente o no lo es.