Verso

1 Juan 3:2

LBLA Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es.
NBLA Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a El, porque Lo veremos como El es.
NVI Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.
RV1960 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
JBS Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no es manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que si él apareciere (en nosotros), seremos semejantes a él, porque le veremos como él es.

¿Qué significa 1 Juan 3:2?

A continuación, Juan llama a sus lectores "amados". Ser hijo de Dios no es un acontecimiento futuro para el creyente, sino que somos sus hijos desde el momento en que creemos hasta la eternidad futura (Juan 1:12). Además, nuestro futuro aún no ha sido completamente revelado. En la eternidad con el Señor, los creyentes recibirán un cuerpo nuevo y existirán para siempre en la presencia de Dios de una manera muy superior a como lo hacemos en esta vida. Por tanto, hay cosas que no podemos entender en estos momentos, y hay ciertas cosas que nos serán reveladas una vez que Cristo aparezca para llevarnos a casa.

Juan anticipa que esto podría ocurrir en cualquier momento. Los creyentes verán a Dios "tal como es" en ese momento y llegarán a ser como Él. Las palabras de Juan parecen conectarse estrechamente con pasajes que se asocian con el rapto, tales como 1 Corintios 15:50–58 y 1 Tesalonicenses 4:13–18. Jesús aparecerá, los creyentes lo verán, recibirán un cuerpo nuevo y estarán con el Señor para siempre.

Es fundamental darse cuenta de lo que Juan está diciendo: que todavía no somos lo que seremos. Las advertencias que Juan y resto de las Escrituras nos hacen sobre el pecado y el compañerismo que debe haber entre los cristianos implican que los creyentes no somos perfectos. La salvación es un proceso de crecimiento que nos lleva a parecernos más y más a Cristo, pero esto no significa que habrá un cambio inmediato y de pronto seremos perfectos. Dios nos ama lo suficiente como para perdonar nuestros pecados (1 Juan 2:1–2) y ayudarnos a superarlos (1 Juan 2:14; 1 Juan 4:4).
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