Verso

Proverbios capitulo 2

La Biblia de las Américas

1Hijo mío, si recibes mis palabras, y atesoras mis mandamientos dentro de ti, 2da oído a la sabiduría, inclina tu corazón al entendimiento ; 3porque si clamas a la inteligencia, y alzas tu voz al entendimiento, 4si la buscas como a plata, y la procuras como a tesoros escondidos, 5entonces entenderás el temor del SEÑOR, y descubrirás el conocimiento de Dios. 6Porque el SEÑOR da sabiduría, de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia. 7El reserva la prosperidad para los rectos, es escudo para los que andan en integridad, 8guarda las sendas del juicio, y preserva el camino de sus santos. 9Entonces discernirás justicia y juicio, equidad y todo buen sendero ; 10porque la sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento será grato a tu alma ; 11la discreción velará sobre ti, el entendimiento te protegerá, 12para librarte de la senda del mal, del hombre que habla cosas perversas ; 13de los que dejan las sendas de rectitud, para andar por los caminos tenebrosos ; 14de los que se deleitan en hacer el mal, y se regocijan en las perversidades del mal, 15cuyas sendas son torcidas, y se extravían en sus senderos. 16Ella te librará de la mujer extraña, de la desconocida que lisonjea con sus palabras, 17la cual deja al compañero de su juventud, y olvida el pacto de su Dios ; 18porque su casa se inclina hacia la muerte, y sus senderos hacia los muertos ; 19todos los que a ella van, no vuelven, ni alcanzan las sendas de la vida. 20Por tanto andarás en el camino de los buenos, y guardarás las sendas de los justos ; 21porque los rectos morarán en la tierra, y los íntegros permanecerán en ella; 22pero los impíos serán cortados de la tierra, y los pérfidos serán desarraigados de ella.

¿Qué significa Proverbios capitulo 2?

El filósofo griego Platón dijo que hay cuatro virtudes, las cuales más tarde recibieron el nombre de virtudes cardinales, que, según su teoría, estaban presentes hasta cierto punto en todas las personas. Esas virtudes, tal como se definen en la terminología de Platón, son el coraje, la integridad, la sabiduría y la justicia. Aquí, dentro del segundo capítulo del libro de Proverbios, vemos un patrón muy similar presentado por Salomón cientos de años antes que Platón, en donde se nos anima a vivir una vida basada en la virtud, lo cual se repite varias veces a lo largo de las Escrituras. En el libro de Levítico Dios le dice a Su pueblo "sean santos porque yo soy santo" cinco veces (Levítico 11:44; 11:45; 20:26; 21:8). El libro de Deuteronomio le enseña al pueblo a ser santo ante el Señor (Deuteronomio 23:14). Y, en el Nuevo Testamento, Pedro reitera la misma idea de vivir una vida santa en 1 Pedro 1:15–16.

El segundo capítulo de Proverbios se puede dividir en cuatro divisiones básicas. Esos segmentos son los versículos 1–5, donde se habla de la sabiduría; los versículos 6–8, donde se habla sobre el valor; los versículos 9–15, en los que se habla sobre la justicia; y los versículos 16–22, en los que se trata la virtud de la integridad. Pedro habla sobre la idea de vivir y crecer dentro de esa misma santidad o virtud. La palabra griega que Pedro usa en 2 Pedro 1:5 es aretē, la cual a veces se traduce con el término "excelencia moral" o "virtud". Esta palabra significa "la excelencia de algo". La excelencia de una cosa es una característica que denota que algo está en buenas condiciones y cumple bien la función para la que se creó en un principio. Por lo tanto, si a nuestra fe le añadimos virtud, nuestra fe alcanza la excelencia necesaria como para cumplir bien su función.

Al filósofo griego Aristóteles se le atribuye haber dicho: "somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, por lo tanto, no es un acto, sino un hábito". Aristóteles fue discípulo de Platón y dijo que la virtud también debe entenderse como una especie de moderación. La virtud está en el equilibrio; por lo tanto, tener o hacer mucho de algo, o justo lo contrario, no tener o hacer lo suficiente, nos conduce hacia el vicio. El ejemplo más sencillo de esto se puede encontrar en la virtud del coraje, algo de lo que se habla con frecuencia en la filosofía griega pero que solo se nombra en esta sección de Proverbios. Una persona que no es valiente es un cobarde. Sin embargo, alguien que es "demasiado valiente" es imprudente. Por tanto, el coraje está en saber evitar la imprudencia, pero tener la valentía de actuar cuando es realmente necesario hacerlo.

Cuando nuestra fe se beneficia de la virtud, nuestra fe alcanza el punto de equilibro deseado: estamos seguros en Cristo, pero no somos imprudentes. Este es el tipo de fe que Salomón está tratando de enseñarnos en el capítulo 2 de Proverbios. Debemos vivir una vida santa para el Señor marcada por la bondad y la integridad, sin indulgencias en los excesos y el pecado. Nuestras vidas deben basarse y estructurarse teniendo en cuenta nuestra fe en Dios y la relación que tenemos con Él. Este estilo de vida santo nos ayuda a convertirnos en seguidores del Señor que actúan cuando es necesario, siendo conscientes de nuestros alrededores, en lugar de ser robots que actúan sin voluntad propia o pecadores hipócritas. Pablo les dijo lo siguiente a las personas que tienen una relación con Dios: "no apaguen el Espíritu. No menosprecien las profecías. Examínenlo todo; retengan lo bueno. Absténganse de toda especie de mal" (1 Tesalonicenses 5:19–22).
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Resumen del libro
Proverbios se entiende mejor teniendo en cuenta el contexto de los libros de Eclesiastés y Job. En Proverbios, la "sabiduría" se nos presenta en términos breves, simples y generales. Eclesiastés repre-senta la sabiduría basada en la observación y la experiencia, lo cual enfatiza el hecho de que los principios generales del libro de Proverbios no se aplican absolutamente en todas las circunstancias. Job representa la sabi-duría basada en la experiencia del sufrimiento y la injusticia. Los tres libros llegan a la conclusión de que Dios sabe mucho más que nosotros, y el curso de acción más sensato es siempre seguir Su volun-tad.
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Contexto del capítulo
El tema general del capítulo 2 de Proverbios es la relación que existe entre la virtud y el discernimiento. Tal y como se describe aquí, una vida virtuosa es una vida moral. A medida que una persona se esfuerza por vivir una vida moral, esa persona desarrolla una mayor capacidad para discernir entre el bien del mal. Además, más allá de saber cómo distinguir entre el bien y el mal en las situaciones del día a día de nues-tras vidas, a medida que la virtud crece dentro de una persona, esa persona comienza a desarrollar la capacidad de saber discernir entre el bien y el mal en las situaciones más difíciles a las que tiene enfrentarse. Los problemas de la vida real a menudo se pueden solucionar de varias maneras. El discernimiento, por tanto, también nos ayuda a determinar cuál de esas opciones es realmente la mejor. Asimismo, hay veces que solo podemos solucionar las cosas de maneras que en realidad no nos gustan. Incluso en esas situaciones, se requiere discernimiento para determinar qué opción es la correcta, o si en realidad hay otra manera diferente de solucionar el problema que es mu-cho mejor que el resto.
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