¿Qué significa Gálatas 3:13?
Pablo ha estado argumentando durante una serie de versículos, usando las mismas Escrituras del Antiguo Testamento, que la ley no puede salvarnos. Los judaizantes estaban tratando de convencer a los cristianos de Galacia de que necesitaban creer en Jesús y, además, debían seguir la ley de Moisés (Gálatas 2:4). Desde Deuteronomio, hasta Habacuc y Levítico, Pablo ha demostrado que vivir por fe y vivir bajo la ley son dos cosas que son incompatibles.Entonces, ¿qué vamos a hacer? Pablo demostró que vivir bajo la ley es como pasar nuestros días bajo la amenaza de ser maldecido por Dios por haber quebrantado la Ley. Desafortunadamente, todos transgredimos la ley de alguna manera, lo cual significa que, según la ley, todas las personas están condenadas y son malditas. Ahora, Pablo vuelve a concentrarse en los más importante: Jesucristo.
Cristo hizo por nosotros lo que nosotros no pudimos hacer por nosotros mismos. Cristo nos redimió de la maldición de la ley. La palabra "redimido", la cual viene del griego exēgorasen, se refiere específicamente a sacar a alguien de la esclavitud. Cristo hizo eso por nosotros, dice Pablo, al tomar nuestra maldición y dejarla caer sobre sí mismo. Pablo nuevamente cita Deuteronomio: “maldito todo el que es colgado en un madero” (Deuteronomio 21:23). Incluso la forma en que mataron a Jesús fue evidencia de que Él había sido maldecido en nuestro lugar para que nosotros pudiéramos salvarnos.
Este gran versículo contiene la esencia de las "buenas nuevas" —el "evangelio"— de Jesús expresado en unas pocas palabras. Debido a que ninguno de nosotros puede seguir la ley sin quebrantarla, todos fuimos maldecidos por ella; fuimos separados de Dios, y Dios no nos puede declararnos justos en ese estado. Pero entonces, Cristo intervino y tomó nuestra maldición y la dejó caer sobre Sí mismo para pagar el precio de esa maldición, que es la muerte y una separación eterna Dios; eso es lo que nos libera de la ley y crea la oportunidad para que alcancemos la salvación a través de la fe.
En Gálatas 3:10–14 Pablo argumenta que la bendición de Dios no se alcanzar siguiendo la ley de Moisés. De hecho, las reglas que se describen en la ley, si no se cumplen a la perfección, provocan la maldición de Dios sobre las personas. Puesto que todos fallan a la hora de seguirla perfectamente, nadie puede ser justificado—declarado justo ante Dios—a través de la ley. Pablo cita tres pasajes del Antiguo Testamento para demostrar que esto es cierto, y que Cristo tomó esta maldición sobre sí mismo cuando murió por nuestros pecados en la cruz. Así fue la manera en que la bendición de Abrahán les había llegado a los gentiles debido a que pusieron su fe en Cristo
Pablo dice que los cristianos de Galacia estaban siendo insensatos por el hecho de creer que necesitaban seguir la ley de Moisés para estar bien con Dios. Pablo les ofrece tres argumentos específicos para apoyar su idea. Primero, recibieron el Espíritu de Dios de una manera poderosa después de creer en Jesús, y no a través del cumplimiento de la Ley. En segundo lugar, las Escrituras mismas nos muestran que la bendición de Dios viene por la fe y que la maldición viene por la Ley. Cristo pagó el precio de esa maldición en la cruz. Tercero, el pacto que Dios hizo con Abrahán es como un documento legal y, por lo tanto, no puede ser revocado.